Turistas

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

OURENSE CIUDAD

17 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ourense es una ciudad resultona para el turista. Esos destinos de proximidad de los que uno vuelve cautivado. Pónganse, por un momento, en la piel de un viajero que llega a la ciudad -no es necesario que se pongan las sandalias y el gorro playero- e imagínense paseando por primera vez por su casco histórico, contemplando la catedral y la Praza Maior con ojos de novato. Y As Burgas, con su piscina termal. Piensen, por un momento, que nunca habían atravesado las puertas de esos bares de tapas que salpican Los Vinos -no daremos nombres propios para no descubrir debilidades personales ni para que nadie se ofenda-. Imaginen lo mucho que disfrutarían, en ese segundo día de estancia tras patear la zona monumental, en las riberas del río Miño, con sus termas y sus zonas verdes, sobre todo, este agosto donde el termómetro todavía no ha lanzado ninguna alerta por calor. Y todavía les quedaría por descubrir la Ribeira Sacra que pelea por ser Patrimonio de la Humanidad. Ese recorrido en catamarán, los restaurantes de todo tipo que se pueden disfrutar en la zona. Y si usted fuese un visitante de esos de los que escapa de los planes más promocionados, podría disfrutar, por ejemplo, de rincones naturales del oriente ourensano que dejan sin respiración a quien los conoce. Es un destino, desde luego, con potencial. En manos de nuestros representantes públicos está en si nos conformamos con ser un destino de fin de semana o apostamos en serio con infraestructuras que atrapen al visitante por convertirnos en un verdadero referente turístico del noroeste. La competencia, en este campo, es mucho y muy buena.