El factor de la conciencia mueve a algunos propietarios ourensanos hacia el papel en detrimento de materiales sintéticos
10 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando Marisa Quintas abrió las puertas de su establecimiento en la calle Juan XXIII no se planteó otra opción: las bolsas de compra para sus clientes solo podían ser de papel. «Comencé hace cinco años y por aquel entonces no existía ni la normativa actual de la Xunta», dice. Ella explica que se trató de una cuestión de conciencia: «El plástico puede tardar muchísimos años en degradarse y afecta a la naturaleza, a todo».
Quintas recibió preguntas de otros comerciantes de la zona en relación a si tomar esta decisión le saldría rentable a medio plazo. Y Marisa sostiene que el tiempo le dio la razón: «No vendo a precios muy elevados, pero creo que también depende de cómo quiera sentirse uno consigo mismo».
Los precios de las bolsas de plástico y de papel son un condicionante importante para el pequeño y mediano comercio, porque los precios entre una y otra pueden oscilar entre los diez céntimos de diferencia. «Con el plástico puedes conseguir una tirada amplia a un coste bastante reducido, mientras que las de papel pueden llegar a valer veinte céntimos por unidad», calcula.
Marisa dice que es un factor que, por desgracia y a su forma de ver, «no suelen tener en cuenta los clientes a la hora de adquirir cosas». Ella dice que no le importa demasiado, porque desde un inicio asumió que esta estrategia debía formar parte de sus gastos fijos anuales. «Entra dentro del presupuesto general, como puede ser el dinero que destino a publicidad. Sé que deberé afrontarlo», cuenta. E intenta verlo por el lado positivo porque, hasta ahora, no le ha ido mal: «Con una prenda quizá no, pero si una persona se lleva cinco o seis prendas en la misma bolsa, el gasto en la tirada de papel lo tienes más que amortizado», calcula.
Entre la tendencia y la conciencia
Si la idea de hacer jaque al consumo de plástico ha llegado para quedarse es algo que las asociaciones de comerciantes de Ourense no tienen tan claro. Luis Rivera, presidente de la asociación Centro Comercial Aberto Ourense Centro, dice que «tiene algo relacionado con la concienciación, pero también con la tendencia». Es decir, que sin interiorizarlo de forma real se trataría de una moda pasajera. «Con las ayudas que aporta la Xunta de Galicia se quieren apuntar algunos comercios, pero otros ya habían dejado de usar bolsas de plástico», recuerda Rivera.
Ahora, comenta que los asociados que todavía no lo habían hecho también se van subiendo progresivamente al carro del uso de papel en detrimento de materiales sintéticos, pero Rivera cree que las gestiones con las ayudas «aún son mejorables en lo referente a acelerar los trámites, porque son muy farragosos».
Mientras, Beatriz Gómez, Federación Provincial de Comercio de Ourense, opina que «sí tiene algo de corriente de actualidad». Gómez dice que mantienen contacto habitual con sus socios para informarles sobre las últimas normativas, en relación a los avisos del Gobierno autonómico. Pero mucho pasa por hacer entender al cliente que el beneficio no es solo para vendedor y comprador, sino para la sociedad en su conjunto. «Hablamos de un problema grave. Y creo quela gente se está concienciando más, al menos los que compran con nosotros. Pero es necesario hacer una valoración todavía más profunda», expone Gómez.
Las asociaciones prevén llevar a cabo campañas de concienciación a medio plazo
Las agrupaciones de comerciantes de Ourense aún no han definido una línea de trabajo en relación a cómo concienciar al cliente de la necesidad de revertir el uso de plástico, pero sí es una de las cuestiones que tienen en cuenta para afrontar a medio plazo. Beatriz Gómez, de la Federación Provincial, indica que «tenemos en mente hacer un programa de actividades al volver del verano», todavía por concretar.
Mientras tanto, en el Centro Comercial Aberto Ourense Centro piensan abordar una campaña para hacer entender a los clientes los motivos de relegar el plástico a un segundo plano o, directamente, erradicarlo. En este sentido, la iniciativa Comercio 360, presentada por la Consellería de Economía, Empleo e Industria a mediados de julio de este año, lanzó un programa de apoyo financiero para que aquellos comerciante o talleres artesanales gallegos que lo deseasen se adhiriesen a un programa de solicitudes que terminó este viernes.
La idea es promover la ecoinnovación en el comercio de proximidad de Galicia, a través de diversas iniciativas entre las que se integra el uso del tique digital -propuesta impulsada junto a la Federación Gallega de Comercio-, la utilización de ecoenvases a través de materiales biodegradables y la eliminación progresiva de plásticos. Además, durante estas últimas semanas se concedieron apoyos para la implantación y puesta en marcha de proyectos enfocados a fomentar la economía circular. Por ejemplo, con el reciclaje de materiales o residuos. El presupuesto destinado a sufragar estas acciones fue de más de 800.000 euros.