Carretera y sacos de dormir por Aitana

Pablo Varela Varela
Pablo Varela OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Agostiño Iglesias

Adolescentes y padres de familia abarrotaron ayer la explanada de Expourense

01 jul 2019 . Actualizado a las 19:23 h.

Corrían casi las ocho de la tarde y una larga cola de personas serpenteaba en paralelo a la sombra del edificio de Expourense. Casi 35 grados de temperatura y un sol plomizo no fueron obstáculo para que la artista Aitana llenase la explanada en su concierto en la ciudad de As Burgas. Al inicio de la fila, un grupo de adolescentes sonrosadas por el calor se parapetaba con varios paraguas y más de una sombrilla.

Algunas llevaban allí desde la noche anterior, como Alba, Yoli y Ainhoa, que llegaron con sillas y sacos de dormir en la noche del sábado, cuando Izal aún decía adiós al público de Ourense. La primera, quizá sabiendo lo que les quedaba por delante, tuvo un gesto instintivo y fue a por un café. Horas después ya no estaban solas, porque en torno a las seis de la madrugada se unieron Claudia, María, Paula, Uxía y Noela. En resumen, un enjambre de jóvenes que tuvieron en los supermercados cercanos un aliado impagable por la venta de hielo, su antídoto para aguantar en primera fila hasta la apertura de puertas.

Más atrás, y con gafas de sol, Antonio Barros contaba su trayecto desde Vigo. Acompañó al concierto a su hija, Lola, y una amiga de ésta, Laura. Antonio, que bromeaba con su asistencia al evento, se reía con ellas diciendo que «ahora, yo también soy un fan de Aitana y me subo a este barco». Y no era el único que hizo el sacrificio en forma de kilómetros por los pequeños de la casa. También desde las Rías Baixas, concretamente desde Marín, Cristina y Pablo aguardaban pacientemente junto a su niña, Noemí, que se mostraba tímida al pensar que iba a ser entrevistada para la televisión.

El cóctel previo a la cita iba mezclado con el ensayo de la propia Aitana, que preparaba su espectáculo en el interior del recinto mientras fuera, junto a un grueso legajo con firmas de autorización de acceso para los menores de edad, grupos de quinceañeros tarareaban el Vas a quedarte mientras revisaban su móvil, quizá entrenando su voz para lo que vendría a continuación, pero también interactuando con la protagonista de la noche. Una de ellas pedía, encarecidamente, que Aitana revisase su Instagram: «¡Que me conteste al direct!».