Bochorno antes de empezar

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

OURENSE CIUDAD

15 jun 2019 . Actualizado a las 09:00 h.

Dentro de cuatro años los grupos políticos podrán ahorrarse el tiempo y el dinero en elaborar un programa electoral. Visto lo que ha sucedido tras el 26 de mayo, poco importan las políticas, los proyectos y las iniciativas. En Ourense, lo único que ha contado desde que los vecinos introdujeron la papeleta en la urna es lograr una suma que diera catorce y que sirviera también para la Diputación. La resaca electoral nos ha traído un mercado persa, donde unos y otros se han esforzado en superarse para contradecirse y dejarse en evidencia con sus declaraciones -a excepción del BNG que ha sabido mantenerse al margen-. Si a cualquiera de ustedes le dicen antes del 26M que Baltar y Jácome están a un dedo de cerrar un pacto para repartirse el Concello y la Diputación, directamente tratarían al interlocutor de loco. Pues, ya ven. Unos y otros, sin ponerse colorados, queriendo hacer borrón y cuenta nueva después de que Baltar ningunease a Jácome durante todo el mandato y después de que Jácome dijera que vetaría cualquier pacto político con el PP si pasaba por mantener a Baltar en la Diputación. Todo vale si suma catorce. Por eso, Ciudadanos primero se puso la medalla de la renovación y vetó a Baltar, pero después metió la marcha atrás casi sobre la bocina para tratar de quedarse con las migajas del PP. Tal ha sido la esquizofrenia de las horas previas a la investidura del nuevo alcalde que el PSOE incluso ha valorado darle la alcaldía a Jácome pese a ser la fuerza más votada. Ni idea de cómo acabará el mandato, pero ha empezado con un bochorno de los buenos.