«El campus ha recibido puñaladas traperas, algunas desde la universidad»

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

El primer subdirector de la escuela de Informática, Enrique Barreiro, recuerda los inicios universitarios

10 jun 2019 . Actualizado a las 08:33 h.

Hoy el campus de Ourense es una comunidad asentada pero hace casi treinta años las cosas eran muy diferentes. Profesores, alumnos y personal de administración y servicios se implicaron de lleno en poner las primeras piedras de un recinto académico que nació con recursos limitados -eso seguramente no ha variado- pero muchas ganas.

Enrique Barreiro Alonso fue uno de aquellos pioneros. Estudiaba Empresariales en el campus de Vigo cuando uno de sus profesores, Manuel Pérez Cota, le dijo que se iba a poner en marcha una escuela de Informática en Ourense y lo animó a integrarse. «Así descubrí lo que supone una buena motivación», recuerda ahora. Clavó los codos para terminar las asignaturas que le quedaban y en octubre de 1991 se trasladó. «Empezamos las clases en uno de los pabellones y los despachos los teníamos en el edificio de Hierro», recuerda Enrique, que ya entró como subdirector. En esa época llegaron también Juan Francisco Gálvez y Pedro Cuesta, y entre todos, chicos de 23 años, pusieron en marcha la iniciativa. Guarda, es lógico, gratos recuerdos. «Hoy me cuesta acordarme del nombre de los alumnos del cuatrimestre pasado, pero los de las primeras promociones los recuerdo todos», asegura.

Y es que todos tenían mucha ilusión. «Aquellos estudiantes cargaban con mesas y ordenadores cuando había que trasladarse y montar laboratorios», cuenta sobre una época no exenta de dificultades. «Recuerdo lo difícil que fue primero movernos al pabellón, y también la construcción del edificio politécnico, todo fue complicado». En 1994 Enrique Barreiro pasó a ser director de la escuela, con solo 26 años. «Los chavales percibían la complejidad del proyecto. Todos éramos jóvenes y para sacar adelante aquello con dignidad tuvimos que esforzarnos mucho, y siempre contando con gente del campus que nos ayudó muchísimo, sobre todo el personal de administración, que casi nos adoptó», asegura.

Como responsable de la escuela, vivió en primera persona algunos de sus momentos clave. «Conseguir el segundo ciclo fue algo fundamental, un salto cualitativo descomunal y una pelea importante, porque Santiago también lo quería», recuerda. Y es que admite que en el campus de Ourense ha habido, históricamente, que luchar por todo. «Lo primero que recuerdo de cuando llegué son las pancartas de protesta por el cierre de Biología, Química y Psicología. Este campus ha recibido muchas puñaladas traperas con el paso de los años, y algunas de ellas, eso es innegable, desde la propia Universidad de Vigo», reconoce. «Lo que está pasando ahora con el máster de Aeronáutica yo la lo viví en 1999 con el segundo ciclo de Informática, que lo quería montar Santiago a pesar de que no tenían el título. Tuvimos que reaccionar rápido y pelearlo a todos los niveles», afirma, insistiendo en que «aquí siempre tenemos que pelear las titulaciones, la exclusividad. Ourense se pasa la vida poniendo en marcha cosas y luego aparecen otras universidades que las quieren». Por ello, advierte de que «tenemos que ser conscientes de que la masa crítica de población que tenemos no nos permite andarnos con juegos con las titulaciones, porque en dos patadas podemos caer por debajo de los mínimos que marca la Xunta».

Habla claro también Barreiro sobre la situación actual del recinto académico, con muchas luces, pero también sombras. «Ourense necesita un edificio para Aeronáutica porque los ejercicios de contorsionismo que tenemos que hacer para ajustarnos a los espacios que tenemos no existen en Vigo», asegura. Recuerda, en este sentido, que el último inmueble docente se hizo hace veinte años y que desde entonces se ha crecido en titulaciones y grupos de investigación. «En el politécnico se generan muchas tensiones porque no cabe nada más», señala, extendiendo ese déficit al personal de administración y servicios. Espera, con todo, que el nuevo equipo de gobierno, del que forma parte desde hace un año como director del Campus da Auga, ponga solución a todas esas carencias.

«Me gusta retratar la ciudad; buscar la imagen distinta en la calle de siempre»

Reconoce Enrique Barreiro que a Ourense llegó «a regañadientes». Pensó que su estancia sería de un año pero cuando transcurrió ese tiempo ya no quiso regresar. «Crecí viendo el sol caer sobre las Islas Cíes y eso lo hecho de menos en verano, pero compensa el otoño, porque tenemos el más bonito del mundo en la Ribeira Sacra». Confiesa también que la ciudad de As Burgas le gusta «por la tranquilidad y por la integración del campus en el casco urbano, que facilita mucho la vida». «Me gusta mucho Vigo, pero Ourense me ganó. Y mi mujer y mis tres hijos son ourensanos».

Aficionado a la fotografía, le encanta pasar su tiempo libre callejeando por el casco antiguo de la capital de As Burgas, buscando nuevos rincones que retratar. «El reto es tratar de buscar una foto diferente en la calle de siempre», asegura. Recorrer en moto la Ribeira Sacra es otra de las aficiones con la que llena su tiempo de ocio.

Quién es. Profesión. Su rincón.

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Quién es. Nació en 1968.

Profesión. Estudió Empresariales y se doctoró en Ingeniería Informática. En el año 1991 se incorporó al campus de Ourense, como subdirector de la escuela de Informática.

Su rincón. La escalinata de Santa María Nai. «Es una de las zonas en las que me gusta hacer fotos. Intento hacer retratos distintos y las escaleras dan mucho juego. Me gusta toda esa zona de la capital porque tiene muchos contrastes y la piedra les da algo especial. Me inspiran».