Cámara, punto y final

Marta Vázquez Fernández
Marta Vázquez MATICES

OURENSE CIUDAD

06 jun 2019 . Actualizado a las 08:33 h.

Si la buena salud de una ciudad depende de lo bien que funcionan sus instituciones tal vez haya que pensar que Ourense precisa tratamiento médico.

Después de más de un siglo dando servicio a las empresas, la Cámara de Comercio ha cerrado sus puertas en la capital de As Burgas. Es verdad que el asunto parecía la crónica de una muerte anunciada, pero resulta cuando menos llamativo que la defunción, por no decir ejecución, se haya materializado de una forma tan discreta, sin suscitar ningún tipo de reacción.

Como ustedes ya saben, la cámara, -por cuyo liderazgo hubo muchas peleas cuando se manejaban millones de euros de presupuesto-, entró en caída libre cuando el Gobierno suprimió el pago de las cuotas obligatorias por parte de las empresas. En muchas otras ciudades españolas, de hecho en la mayoría, instituciones y negocios se preocuparon de que a pesar de ese recorte económico sus entidades siguieran funcionando, pero eso no ocurrió en Ourense, donde los locales de la entidad terminaron siendo embargados por las deudas y el personal pasó meses sin cobrar su salario.

Lo ocurrido es, por tanto, algo que podía esperarse, pero sorprende el silencio. Tal vez sea porque las responsabilidades de lo ocurrido no son de unos pocos, sino de muchos, o de todos. Mirar hacia otro lado y callarse es mejor que alzar la voz protestando y arriesgarse a que el asunto venga de vuelta, pero toda esta dejadez da un poco de pena. La vida sigue sin la Cámara de Comercio, eso es cierto, pero la debilidad social ha quedado más que patente.