«Hace cuarenta años trabajar en la administración estaba mal pagado»

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

José María Rebollo, que acaba de jubilarse en el Ayuntamiento, sacó la oposición en un año

02 jun 2019 . Actualizado a las 12:06 h.

Hubo una época en la que ser funcionario no era, precisamente, una opción mayoritaria. Los trabajadores de las administraciones públicas estaban mal pagados y en, muchos casos, tenían que buscarse una segunda actividad para ganarse la vida con solvencia. En ese escenario, las imágenes que ahora se ven periódicamente de exámenes de acceso en recintos feriales o pabellones deportivos le parecerían ciencia ficción a quienes acudían a una oposición de estas características en la década de los setenta. Uno de esos jóvenes aspirantes fue José María Rebollo. Dio sus primeros pasos en el vecino municipio de Barbadás, aunque gran parte de su infancia la pasó en la ciudad de Ourense, en la casa de sus abuelos en Finca Valencia. Ya nunca más se movió de la capital ourensana.

Su periplo académico comenzó en el colegio de Maristas. Después continuó su formación en el 12 de Octubre, en el barrio de A Ponte, y en Maestro e Industrial, y ya se lanzó a las oposiciones. Tardó un año en hacerse con la plaza. «En aquella época había muchas plazas y éramos pocos a concursar». Rebollo logró su puesto en el Ayuntamiento de Ourense cuando contaba con 25 años -en 1978- y recuerda que en ese momento las condiciones del funcionario público eran muy distintas a las actuales: «La administración estaba mal pagada. Cualquier persona de oficios ganaba mucho más que un funcionario, entonces la gente no tiraba por opositar. Pasados unos años, la situación cambio. Antes, los trabajadores públicos tenían a mayores otra actividad para sobrevivir, daban clases, llevaban contabilidades. Era muy distinto». En ese sentido, entiende que la actual generación de opositores tiene las cosas mucho más complicadas, porque apenas se convocaban plazas y esto provoca, señala, que «lleguen mucho más preparados».

De los cuarenta años que estuvo al servicio del Concello, Rebollo estuvo siempre vinculado al servicio de Hacienda, que antiguamente se llamaba Rentas y Exaciones. 35 de esos años su puesto de trabajo estaba en la Praza Maior, aunque en los últimos cinco operó desde la rehabilitada sede municipal de la Praza da Imprenta, esquina con calle Colón. ¿Y se parece mucho la administración que se encontró con la que acaba de dejar? Rebollo, lo resume en una frase que tiene que ver con los avances tecnológicos: «Cuando llegué se utilizaba la máquina de escribir. Las copias se hacían con calcante, era todo manual. Empezó a venir después una máquina eléctrica que solo la tenía dos o tres servicios: secretaría, intervención y nosotros». Todos esos cambios, unida a la alta especialización y necesidad de actuación constante en su negociado, hizo que durante sus cuarenta años en la casa Rebollo no dejara de formarse.

Lo que no cambió durante todo ese tiempo, explica el funcionario ahora jubilado, es la camaradería entre los compañeros del servicio, alguno de ellos con los que ha pasado toda una vida profesional. Rebollo que se jubiló siendo jefe de negociado de Tasas y Tributos, recuerda que a lo largo de toda su trayectoria en el Ayuntamiento tan solo tuvo tres jefes. Otra cosa, son los alcaldes que ha visto pasar por la casa. «Llegué unos meses antes que el primero de la democracia, López Iglesias», recuerda. José Luis Rebollo explica, en este sentido, que la relación entre el funcionario y el político, ya sea el alcalde o el concejal de turno, debe de ser lo más profesional posible: «El empleado público tiene que tener claro una cosa, debe de trabajar igual esté el partido que esté. El buen funcionario no se debe de meter a político, igual que el buen político no se debe meter a funcionario». Y, de paso, reivindica la mucha veces denostada labor de este colectivo: «Al de la administración local se le exige que resuelva las cosas ya. Tú no verás esa exigencia en otros lugares».

«Todos los miércoles no fallo a la pachanga de baloncesto»

José María Rebollo fue uno de los funcionarios municipales que se jubilaron en el último año. El Concello de Ourense quiso rendirles un sencillo, pero emotivo homenaje con motivo del día de Santa Rita. Por eso los reunió en el Liceo donde unos y otros recordaron su trayectoria en la institución municipal. En esta ocasión eran mayoría los agentes de la Policía Local, toda vez que la nueva normativa abrió la puerta a adelantar la edad de dejar el servicio a los sesenta años.

«Hay una falta considerable de personal en muchos servicios, porque también se tienen las manos atadas para contratar», explica Rebollo.

Ya con la vista puesta en el futuro que se le abre por delante, el jubilado ourensano explica que buena parte del tiempo libre lo dedicará a disfrutar del deporte, una de sus grandes pasiones. «Nunca fallo todos los miércoles a la pachanga de baloncesto con los amigos». También le gusta la bici y pasear por la zona de las riberas del Miño.

En detalle

Quién es. José María Rebollo Balvís. Nació en 1953 en Pontón, municipio de Barbadás.

Trayectoria. Se acaba de jubilar después de 41 años como funcionario del servicio de Facenda del Ayuntamiento.

Su rincón. Entre los lugares a los que guarda un gran cariño, por estar relacionado con su actividad profesional, se encuentran la praza Maior y la praza da Imprenta. En este espacio es en donde se realiza la foto, ya que sus últimos años como funcionario municipal los vivió en esta sede.