Está molando la Tercera División de esta temporada, la miremos desde Ourense, desde Compostela, desde Ferrol o desde la Cochinchina. Es, ya lo habrán intuido, como una travesía por el desierto, plagada de dunas y de trampas, incluso de espejismos.
Porque no me negarán que más de una ilusión óptica nos habrá confundido a lo largo de esas veintisiete jornadas que se han consumido ya. Aunque todavía estamos saliendo del invierno, meses claves en las competiciones balompédicas de 38 partidos, observamos que no hay nada decidido, ni por arriba, ni por abajo.
Que el Racing, Compos o Bergantiños eran la punta de lanza era algo esperado, pero menos que su ventaja no sea la esperada por estas fechas o que la ilusionante UD Ourense y su modelo de fútbol popular se codee con equipos de presupuestos muy superiores.
Espejismo uno. Si alguien pensaba que el Arousa o el Alondras estaban fuera de juego, se equivocó de plano y eso que a los hombres del exourensanista Antonio Fernández los habían tachado varios. Va para entrenador de campanillas, al tiempo. Con ellos se mueve un Barco que, solo por eso, ya debería ser loado. Pese a problemas de lesiones o bajas inesperadas. Si se le hace la Liga larga, no será el único. La fama cuesta.
Al Ourense CF le nació de nalgas el proyecto en un arranque en el que el balón no entraba. No puede despistarse lo más mínimo y en eso quizás le supera un Arenteiro que ya sabía que debía mantener las espadas en alto desde el inicio. Además Gelucho sabe de qué va el cuento. Y no nos olvidemos de Javi Rey y su Céltiga. ¿Alguien dudaba de su batuta? ¡Lo que nos queda!