Catálogo de los objetos perdidos

tareixa taboada OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

El paraíso de Belén Padrón y José Carlos Seoane, en el Museo Municipal de Ourense

26 feb 2019 . Actualizado a las 13:51 h.

«Al principio creía que el Edén era como una biblioteca», Jorge Luis Borges.

O paraíso nesta esquina es el título de la exposición que en el Museo Municipal presentan, como proyecto colectivo, los artistas Belén Padrón y José Carlos Seoane, a través de dos miradas, intereses, temperamentos y sensibilidades diferentes y lenguajes y formas de expresión artística.

Los objetos, tras la intervención de José Carlos Seoane cobran una dimensión poética y trascendente. Un catálogo de objetos cotidianos que contradice la mentira que impregna la rutina de todos los días con su tinte amarillento y en el moho azul del pasado, sacude el intenso olor a naftalina en los bolsillos como algo decrépito y arcano, bajo el orín despiadado de la gota pendulante del grifo y el ritmo frenético de las manecillas del reloj en el peso de la memoria como cálcico fósil beligerante en la permanencia del recuerdo.

Cabe destacar el uso maestro de los elementos con la vibración cromática de los planos superpuestos y los elementos constituyentes, las manchas informalistas, las texturas de hojas de papel y flores secas, los bocetos construidos en la concreción de la línea, las calidades abstractas de los pigmentos en conjunción con la luz y sus múltiples matices con elegancia rítmica en las alteraciones de expresionismo desarraigado y gestual y abstracción; figurativo y ascético en la impronta de la línea con cerramiento protagonista en objetos, útiles y muebles, representados en torno a un eje conceptual, los objetos cotidianos cobran una nueva identidad, otro significado.

Reinterpreta de manera personal hiperrealismo y surrealismo y en el objeto como pretexto y su valor recurrente del Pop Art.

La obra de José Carlos Seoane se instala dentro del campo de la pintura por el contenido experimental de la obra, el valor emocional del subconsciente a través del descubrimiento del objeto y la preocupación por el soporte, una suerte de inventario de una naturaleza artificial de un coleccionista de elementos cotidianos.

En la armonía de los papeles rasgados, encolados, recortados, la distinta temperatura del color y la disposición de los elementos conjugados, papel exoesqueleto de sacacorchos, auriculares, bombillas y tijeras, soporte escenográfico en dialogo con el espacio en una sugerente ordenación. Polípticos de grafito, flores y papeles pintados con incursión en el análisis de la composición facetada de la cabeza humana.

En el proyecto As mil e unha flores, instalación formada por 24 cuadros, honra la memoria de su amiga Carmen. Una pinacoteca de afectos e instantes, íntimo y público álbum de recuerdos. Soberbio equilibrio en la integración de pintura y materiales sustentado por el colaje, técnica artística que consiste en ensamblar distintos elementos en un todo unificado. Disciplina que representa a artistas como Braque, Dubuffet, Katherine Scholz, Rauschenberg, Talbot y Anne Ryan entre otros.

A noite suspendida de Belén Padrón es una de las obras de la colección. Hace referencia a la naturaleza exuberante y expansiva, vitalismo a través de una técnica personal que integra el elemento abstracto y el figurativo con un preciosismo decorativo que remite al horror vacui de la filigrana y la orfebrería en la oscilante trepidación visual de la línea envolvente de remolinos cromáticos, en el equilibrio de los puntos de luz que traslada al dorado y al icono bizantino como pintura sobre soporte plano de trazo esculpido. Brillos metales en la orografía que describen los elementos biomorfos, hojas, tallos y árboles de luz. Geometrías que desafían sus límites vectoriales y se expanden en concreciones atómicas y constelaciones.

Belén Padrón traslada la vanguardia concretista de los años 30 en el empleo de elementos geométricos y genera un diálogo de tensiones entre los ritmos abstractos y el paisaje emocional y figurativo, cromoluminiscente. La geometría facetada y cubista que remite al organicismo se equilibra con la energía de los elementos que dialogan fundamentalmente por el peso biomorfo de las formas naturales. La metamorfosis del paisaje desde una perspectiva ulterior, hibridación de experiencias y afectos tejidos desde la expresión lírica. Paisajes que superan el cubismo que transforma en abstractas las formas que se descomponen en volúmenes, ritmos y frecuencias y se multiplican en planos de color y organismos en movimiento de soles y petroglifos cuyos hipnóticos círculos y surcos definen A cadeira da raíña con efectos sensoriales de Op Art y texturas inéditas.