El 2018 ha sido un año que arroja cifras fatídicas y nunca vistas antes en el sector comercial. 2019 ha arrancado con una importante oleada de cierres que parece no va a cesar en los próximos meses, un escenario crítico del que nadie quiere asumir la culpa, y mucho menos proponer soluciones. Los hábitos de consumo han cambiado y hay que adaptarse y evolucionar, pero nuestra capacidad de adaptación es mucho menor que la de las grandes empresas. La falta de políticas efectivas de apoyo a emprendedores, y la inexistencia de una legislación que nos proteja, nos lo ponen cada vez más difícil. No queremos que nadie nos compre por pena, queremos que se valore nuestro producto de calidad y nuestro trato personal, que sepan que además de luz, aportamos mucho a la economía de la ciudad. A los políticos, les pedimos que apuesten por nosotros, que recuerden que Ourense es una ciudad con un comercio local de histórica reputación.