Una testigo del rapto fallido a la familia de un letrado: «Debíamos retener a la mujer y los niños»

m. v. OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

Los agentes policiales que frustaron los hechos creen que «iban en serio»

14 feb 2019 . Actualizado a las 08:16 h.

La existencia de un plan para raptar a la familia de un abogado ourensano con el fin de que pagara una deuda ha llevado al banquillo de los acusados de la Audiencia provincial de Ourense a Carlos R. R., presunto ideólogo de ese proyecto en dos ocasiones que se enfrenta a una pena de hasta 38 años de cárcel por unos hechos sobre los que debe decidir el tribunal ourensano.

En el primer día de juicio por este caso, que saltó a la luz hace dos años, el primero en prestar declaración fue el acusado, aunque contestando solo a las preguntas de su letrado. Dijo que conocía a la víctima desde hace 18 años, cuando le vendió una finca que, según él, nunca le pagó. Se habría contraído entonces una deuda de 123.000 euros entre ambos que el acusado habría intentado cobrar a través de terceros. «Hablé de que una persona le fuese a cobrar a la oficina, pero nunca de secuestrar, yo jamás propuse nada de eso», insistió. Pero el letrado contó otra versión. Dijo que durante años hubo muchas amenazas por parte del imputado, quien incluso le hizo, según el, pintadas en su casa y su despacho con frases como «Abogado, paga». Sobre la deuda, explicó que le pagó la finca y que aunque al principio planearon hacer en ella unos chalés, finalmente desistió porque «había gente relacionada con el tráfico de drogas», por lo que optó por vender el terreno. «Pasamos una semana que no sabíamos ni qué camino coger cuando supimos que este señor salió de la cárcel», relató en un momento de su declaración, muy afectado, aclarando que «hubo muchos ataques personales» por parte del acusado hacia él.

«Yo reclamo mi seguridad, nada más», contó la esposa del letrado, quien dijo que se enteró del presunto plan para secuestrarla a ella y a sus hijos, uno no había cumplido el año entonces, cuando la policía acudio al despacho para alertar a su marido. Ratificó el asunto de las pintadas y dijo que, cuando supieron del peligro, pidió ayuda a otras madres de su colegio e incluso a los docentes, para que vigilaran a los niños. «Los fines de semana nos encerrábamos en casa, temíamos que llegara con la jeringuilla», relató.

Y es que según creen las acusaciones, Carlos R. R. había encargado a dos personas, un hombre y una mujer residentes en Vilagarcía, que raptasen a la esposa y los hijos del letrado y que los amenazasen con ese instrumento. «Teníamos que retener a una señora y a dos niños, nos dijo que nos pagaría», reconoció esa mujer, testigo protegido. Dijo que cuando escuchó la propuesta por primera vez creyó «que me estaban vacilando», pero luego el acusado le entregó 500 euros y un papel con un croquis con los lugares de residencia y trabajo del letrado. «Teníamos que hacerlo para que él pagara un dinero que al parecer le debía», dijo, reconociendo que avisó a la policía de este asunto y permitió que grabaran alguna conversación telefónica entre ella y el acusado. Fruto de esas llamadas los agentes transcribieron varias conversaciones en las que los encargados del rapto preguntan al acusado detalles como dónde tendrían que retener a la familia si no tenían coche. Era frecuente, además, que hablaran en clave, con frases como «¿cuándo tenemos que pintar el piso?». «Pensamos que aquello iba en serio y por eso alertamos a los agentes de Ourense», contaron ayer los policías. Después de aquello, cuando Carlos ya estaba en prisión, habría vuelto a intentar contratar a gente para su propósito. Un recluso admitió que escuchó rumores y que incluso habló con el acusado para disuadirlo.