«El vendedor no es una máquina expendedora, es el corazón de la ONCE»

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

Jesús Sánchez asumió el cargo de director de la ONCE en Ourense hace tres meses

27 ene 2019 . Actualizado a las 19:00 h.

Tiene 35 años, es natural de Caravaca de la Cruz (Murcia) y desde el pasado 28 de noviembre dirige la ONCE en Ourense. Jesús Sánchez García sabe mejor que nadie cómo funciona la organización. Entró en ella como consecuencia de un empeoramiento de su visión y ha pasado casi por todos los escalones.

-Usted es el claro ejemplo de lo que la ONCE puede ofrecer a una persona con discapacidad visual o ceguera.

-Me afilié a los 23 años y, entre muchas cosas importantes, me permitió poder seguir disfrutando de lo que ocupaba entonces mi ocio, que era el deporte, además de iniciar la carretera de Trabajo Social. Me apoyaron en todos los aspectos, tanto a nivel de profesorado, becas, tecnología... Además me sirvió para saber que yo no era el único con este problema, que había por lo menos 77.000 personas más.

-Y fue asumiendo cargos.

-Tras acabar la carrera hice prácticas en varias organizaciones y estudié un máster relacionado con la orientación laboral y en discapacidad y dependencia. Más tarde me presenté a unas pruebas para formar parte de mandos intermedios. Luego estuve durante un tiempo en la venta de cupones. Y me llamaron para venir a Ourense.

-Casi en la otra punta de España.

-Sabía que podían mandarme a cualquier sitio. Pensé que venir a Ourense era una buena oportunidad y estoy muy agradecido.

-¿Qué le parece la ciudad?

-Es muy acogedora, nunca había estado antes y me sorprendió gratamente. El ambiente es muy bueno.

-Háblenos de los afiliados a la ONCE en Ourense.

-Ahora mismo somos 355 personas con ceguera o discapacidad visual, y hay 47 vendedores en plantilla. Un alto porcentaje es gente mayor de 51 años, pero es lógico porque los problemas se agravan con la edad. Aunque el porcentaje de niños y jóvenes no es alto, tenemos dos profesoras de apoyo para la edad infantil y para los que son algo más mayores. Además de dos voluntarios, una cifra que nos gustaría que aumentase, un trabajador social y dos técnicos de rehabilitación y tiflotecnología (recursos tecnológicos para personas ciegas).

-Y para que todo funcione está el cupón. ¿Qué importancia tienen los vendedores de la ONCE?

-Todo lo que se hace es gracias a la solidaridad de las personas que compran el cupón. Se pueden llevar un premio, pero también saben que están colaborando con las personas con ceguera y con otras discapacidades. El vendedor es la figura más importante. No es una máquina expendedora, es el corazón de la ONCE, presta su calidad humana. Además, la gente se les acerca para cualquier cosa, para preguntarles por una calle, por un restaurante o simplemente para hablar un rato. Crean un vínculo de amistad con muchas personas a diario y una fidelización. Desde que llegué he hecho una ruta para visitarlos a todos por la provincia. Es muy importante motivarlos y recordarles que gracias a su trabajo la ONCE sale adelante. Muchas personas creen que todos los que venden son ciegos, pero hay personas con otras discapacidades.

-¿Qué tal responden los ourensanos?

-Se vende bien, se nota la solidaridad y el apoyo, aunque siempre se puede estar mejor, claro. Se está avanzando pero queda mucho más por hacer.

-¿Por ejemplo?

-El tema del ocio es muy importante, y para nosotros también. Y todavía nos queda mejorar con la tecnología, con el acceso a la información, con la accesibilidad en las ciudades, en muchos otros aspectos... Una de las cosa a las que ayuda la ONCE es a afrontar estos temas a través de diferentes actividades. La gente debe saber que hay técnicas que ayudan, por ejemplo, a seguir cocinando aunque se sea ciego, a sacar una carrera o que a través de las técnicas de rehabilitación se puede tener una mayor autonomía personal. Eso se va consiguiendo poco a poco.

«La gente es sensible con nuestra situación, pero falta información»

La relación con las instituciones y con otras organizaciones similares en la ciudad es básico. Jesús Sánchez García es consciente de que muchos problemas son comunes.

-Hablemos de cómo es la ciudad para una persona ciega. ¿Qué se debe corregir?

-La gente sí es sensible, lo que pasa es que a veces falta información. Y lo que nosotros necesitamos también es positivo para muchas otras personas. Sería bueno, por ejemplo, que hubiera más plataformas únicas, espacios donde la calzada y la acera están a la misma altura, siempre con una delimitación o pavimento que sea detectable. También semáforos en los que los pitidos no fueran continuos. Existen programas que activan sonidos solo cuando alguien lo necesita y así no pitan siempre. Y cosas tan obvias como evitar bicicletas o patinetes por las aceras, que no se aparque en zonas que no se debe o tener cuidado con las sillas de las terrazas, porque a veces nos impiden el paso. A nosotros también nos gusta irnos de fiesta y estar en las terrazas, pero somos más conscientes. Son cosas sencillas. Y se está trabajando para que haya más iluminación por la noche. Se avanza pero queda mucho trabajo por hacer.

-¿Cómo animaría a los ourensanos con problemas de ceguera a afiliarse?

-Cuando el problema aparece más tarde es cuando más cuesta entrar en la ONCE. Pero deben saber que los servicios que se prestan son muy positivos, tanto desde el punto de vista del ocio y de conocer a más gente con los mismos problemas, hasta poder participar de las terapias y tecnologías que existen. En Ourense hay cursos de manualidades, bailes de salón, club de mayores y grupo de teatro. Y en febrero comenzará un club de lectura y gerontogimnasia.