El guiri del cupón de la ONCE cambia el capón por el cordero de Ourense

OURENSE CIUDAD

Cándida Andaluz

Óscar Fernández Novoa protagoniza una de las campañas estrella de la Navidad

22 dic 2018 . Actualizado a las 12:15 h.

«¿Pero eres tú? ¡qué fuerte!». En la plaza de abastos de la capital ourensana no daban crédito. No solo por tenerlo delante sino por descubrir que es ourensano. «Todos los clientes que vienen a por el capón nos salen con el chistecito», dice una carnicera. Habla con Óscar Fernández Novoa, el guiri de la campaña del sorteo de Navidad de la ONCE. Estos días se encuentra en la ciudad de As Burgas, en su casa, con su familia. Todavía le asombra la repercusión del anuncio aunque domine el tema de la publicidad. La agencia para la que trabaja este ourensano en Madrid, como creativo, fue la elegida tras un concurso para dirigir la campaña de la ONCE. Y, de casualidad, tenían al protagonista en casa.

«Trabajo en TBWA y esta campaña es una de las más importantes. En la reunión se contó que el spot estaría protagonizado por un guiri. Entonces mi jefe me miró y dijo ¿por qué no lo haces tú? Y dije, 'claro'. Es verdad que soy un poco de aspecto guiri y se me da bien imitar», explica Óscar, que ya había salido en algún anuncio anterior, pero sin texto, puntualiza. «Recuerdo que en Ourense cuando era pequeño ya me llamaban Koeman», ríe.

Asegura que su perfil es bastante buscado, aunque él no se dedique a esto. Durante semanas se presentaron maquetas al anunciante, siempre con la idea de que finalmente habría un casting para buscar a un «guiri» de verdad. «Aunque fueran maquetas, siempre me lo tomé como si fuese un trabajo de actor. Pensé que tenía que prepararme bien porque era una cuenta importante para la empresa. Mi pretensión era ganar el anuncio, no protagonizarlo», explica. Pero al final todo convenció, también el protagonista. Tras ganar se inició el proceso que concluyó con la imagen de Óscar en la pantalla. Hay varios anuncios televisivos y cuñas radiofónicas que se escucharán en los hogares españoles hasta el día 1 de enero, el del sorteo, y este ourensano empieza a notar el cariño que se le ha cogido al personaje. Ese era el objetivo. «Muchos amigos, algunos incluso que hacía años que no veía y con los que no hablaba, me han escrito. Todos se parten de risa. Incluso a veces veo que la gente me mira de reojo y se dan codazos. Es curioso», explica con una amplia sonrisa. Esta experiencia le ha abierto un mundo profesional que, dice, le gusta: «Más que estar delante de la cámara, me gusta mucho la locución. Me encantaría, por ejemplo, hacer doblaje de dibujos animados», explica.

Pasará en casa las fechas importantes de la Navidad, aunque tendrá que ir y venir de Madrid por trabajo. Podría comer el capón en casa pero un pequeño «trauma» de la infancia se lo impide. «Tuvimos un pavo, lo criamos, lo engordamos y cuando lo fuimos a comer le habíamos cogido tanto cariño que nadie pudo comerlo esas Navidades. Así que se hace bacalao y cordero», explica entre risas.