Ourense Ciudad Capital

Isaac Pedrouzo ESTO NO ES OREGÓN

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

15 dic 2018 . Actualizado a las 13:42 h.

Tendría que haberme retractado de aquel odio inútil hacia Ourense. Pero ya se sabe que todos tememos volver atrás, que nos aterra entrar en el bar un día cualquiera y que ya nadie se acuerde de nosotros. La derrota del pasado. Y el futuro ahí delante, preñado de posibilidades. Amenazando. Tendría que haberme retractado y prestar más atención, no dejar pasar la, no tan descabellada, posibilidad de que Ourense es una Ciudad Capital. Orgullosa y distinguida. Con mayúsculas. Como Madrid, como Milán.Las similitudes son evidentes más allá de lo obvio, claro, no son los únicos privilegiados poseedores de dos equipos de fútbol defendiendo belicosos el nombre de la ciudad bajo distintos colores, en el mismo estadio, nosotros también, aunque todos sepan que el verdadero Ourense siempre vistió de rojo. La unión hizo la fuerza. Aquí, como si de un Duomo local se tratase, también entendimos el negocio de lo eclesiástico, dando por sentado que la voluntad de Dios, actualizada una vez entrado el siglo XXI, era estipular un precio a modo de entrada para contemplar iglesias, catedrales y monasterios. Porque de tanto mirarlas puede que las estatuas colgantes se desgasten sin remedio. O que se les caiga el pelo. Espero que pronto nos demos cuenta que con las lápidas del cementerio podría suceder lo mismo. No imagino el escándalo de los nombres casi erosionados por la helada de enero. En cierto modo llevamos más tiempo de lo que pensamos siendo el centro de Galicia.Todos y cada uno de los párkings colindantes, accesibles y serviciales bajo tierra nos reafirman como capital, y yo ya no soy capaz de concebir diciembre sin la envergadura deslumbrante del imprescindible árbol navideño que, casi como Caroline, rodeamos convertidos en adoradores fascinados. No concibo noviembre sin que el Black Friday se convierta en Black Week. Casi en Black Month. Deberían concedernos el título oficial de capital por las necesarias estaciones de tren, las dos, como las de Madrid, y habilitar de nuevo la vieja parada de San Francisco para evitar así un cercanías que no nos permita perder el Ave, porque somos expertos en comodidad y ya sabemos que más allá del puente nuevo todo resulta demasiado lejos. Ourense como centro neurálgico de la comunicación nacional. Nuestros privilegios capitales. Como el pequeño tren que entre apacibles bamboleos y ruidos aletargadores enseña la ciudad en viajes de tiempo infinito y te recuerda el calor del verano y el frío del invierno. El asiento demasiado duro evitando así el despiste, ensalzando el disfrute. El precio módico, el olor urbano. Como el museo arqueológico cerrado para que no se deteriore y esa cuenta atrás hacia el parque acuático corriendo en los cronómetros de los teléfonos móviles. Creo que Alondra tiene razón, que Ourense es justo el centro del mapamundi, la definitiva Ciudad Capital, aunque las coordenadas nunca coincidan.