La intimidad

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE CIUDAD

02 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un día, hablando de qué eran las partes íntimas, una de mis hijas respondió que el cerebro. Fue uno de esos momentos en los que te das cuenta de que los niños son brillantes y tienen un razonamiento mucho más sensato que los mayores. Pero siguiendo con las zonas íntimas, aunque sin irnos a las interioridades, ¿qué hay más íntimo que tu propia casa? Siempre que he vivido fuera de Ourense he tenido la urgencia de tener un hogar, de encontrar unas paredes que fueran más que eso, de montar mi campamento vital... Hubo hogares más feos y más bonitos, más incómodos y más confortables, pero los fui construyendo y guardo de todos un recuerdo entrañable, que casi emite calor.

Porque un hogar es mucho más que una casa aunque para algunos los edificios solo estén hechos de ladrillo, cemento y euros, muchos euros. A su hogar volvió esta semana, después de cuatro meses, Lucila Vázquez, una ourensana a la que el fiscal jefe considera víctima de acoso inmobiliario. Sí, eso que muchos ourensanos pensábamos que solo pasaba en los programas de investigación de la tele, ocurre también aquí, en una calle por la que transitamos a menudo. Y el posible responsable del acoso, según estima la fiscalía, no era un especulador inmobiliario ni una gran empresa constructora. Era la Xunta.

Imagino la impotencia de esta mujer de 90 años cuando tenía que subir y bajar las escaleras porque no funcionaba el ascensor y cuando tuvo que hacer la maleta para irse de casa porque, con carácter se suben las escaleras que haga falta, pero con muletas la cosa se vuelve más complicada y ya no depende de la voluntad.

Imagino, a su edad, lo que supuso dejar sus paredes, dejar su casa, dejar su hogar, que es igual que su historia. Y quiero entender que la Xunta tenga sacarle partido al edificio pero podía haberlo hecho de otra manera. Al fin y al cabo estamos hablado de algo serio, de algo íntimo: del hogar.