«'Las brujas de E'lente' es una película que da mucha caña a la religión y no deja indiferente»

edith filgueira OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

El director Simón Vázquez presenta mañana su ópera prima de género fantástico en el Festival de Cine Internacional de Ourense

01 dic 2018 . Actualizado a las 15:51 h.

Es su ópera prima y la estrena en el Festival de Cine Internacional de Ourense mañana a las 18.00 horas. Sin embargo, el nerviosismo no está invitado a la fiesta porque detrás del esfuerzo solo hay ganas de aprender, según cuenta él mismo. Simón Vázquez (Madrid, 1992) lleva desde los cuatro años viviendo en Ourense y eso ha quedado reflejado en Las brujas de E’lente (del género fantástico aunque con toques de realidad social gallega).

-Lo primero que llama la atención al ver el tráiler es que unos personajes hablan en gallego y otros en castellano. ¿Representación del conflicto lingüístico?

-Me gusta que se note y que choque. Los personajes no hablan en gallego y castellano porque sí, es por algo. Y también depende de con quién estén dialogando. Esto lo hice porque me parece que el idioma es una herramienta que a fin de cuentas sirve para comunicarnos, no para que estemos discutiendo entre nosotros. Cuando me hablan en gallego contesto en gallego y cuando es en castellano, lo mismo. Esto intenté introducirlo con naturalidad en la película. Y tampoco tenía sentido hacerla toda en gallego o en castellano porque la realidad en Ourense es que nos movemos entre ambos idiomas. Aunque tuviéramos que renunciar a determinadas subvenciones para conseguir rodar como queríamos.

-No solo la parte del idioma está pensada con detenimiento. ¿Qué hay detrás de esta historia de brujas?

-Pues creo que es una película que da mucha caña, entre otras cosas a la religión. A lo largo de todo el proyecto a mí me dio tiempo a acostumbrarme y normalizar lo escrito en el guion. Le quité valor e importancia a ciertas frases que a otras personas les llamaron mucho la atención y me decían: «¿En serio habéis puesto eso?». La película no deja indiferente a nadie. Ni para bien ni para mal.

-¿Cuánto tiempo estuvieron rodando y con la producción?

-Pues empezó a gestarse todo en abril de 2012. Y fuimos trabajando por etapas, porque nos dio mucho trabajo crear los decorados. Muchas escenas están grabadas en la casa de mis abuelos.

-Ha dicho en alguna ocasión que esta película es una respuesta a esa necesidad que tenía en la universidad de empezar a hacer cosas prácticas.

-Estudie Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III y creo que lo que me pasaba a mí es algo inherente a todas las carreras. Están concebidas como un popurrí de muchas cosas. Si tú tienes que llamar a alguien para que te escriba un guion o te ilumine una película optas por el que tiene menos años de formación pero más específica. Yo terminé la carrera porque le prometí a mi madre que si conseguía hacer la película, acababa la universidad. Pero en algunos momentos me planteaba qué estaba haciendo con mi vida.

-El equipo técnico y artístico está conformado en su gran mayoría por mujeres. Se adelantó seis años a la discriminación positiva en el cine.

-Yo es que lo tengo bastante interiorizado y aunque es cierto que a la gente le llama la atención esto, no lo hice por discriminación positiva. Detesto que ahora algunos se cuelguen la medallita con que hay un ciclo solo de y para mujeres. Es como debería de ser. Porque al final se despiertan recelos y hay mucho cafre que acaba manchando un movimiento y tachando a las mujeres de «feminazis». Cuando se comercia con un movimiento, hay que empezar a preocuparse.