El remoloneo en el pago del arreglo de un coche destapó un supuesto fraude de seguros

La Voz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

j. fernández

Al mismo particular que denunció le advirtieron meses antes en la ITV que carecía de póliza otro vehículo cuyo seguro pagaba él y utilizaba su padre

21 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Sencillamente se le agotó la paciencia. J. L. llevaba cinco meses de espera, sin que una firma mediadora de seguros que durante años tuvo oficina en Ourense y en Verín atendiera un siniestro de un coche como esperaba, de acuerdo con la póliza que creía tener en vigor. Había pagado en efectivo al mediador, pero no tenía seguro alguno en agosto del 2013. Llovía sobre mojado y acudió a la Guardia Civil en enero del 2014. Entró en escena el GIAT (Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico) de Ourense. De un caso a otro acabaron identificando a más de treinta perjudicados por un proceder que, según la fiscalía, consistía en cobrar recibos de seguros sin formalizar luego la póliza, por lo que estas personas se encontraban desasistidas ante eventuales siniestros.

La mecánica, según las sospechas de los agentes adscritos al GIAT de la Guardia Civil de Tráfico de Ourense, se empezó a usar en el 2009. De esa año tienen reclamaciones de personas que se encontraron sin grúa, o sin asistencia en carretera, cuando creían tener esa cobertura y en realidad estaban sin seguro.

El denunciante del 2014 ya le había sorprendido que en junio del 2013 le hubieran dicho a su padre que el Mercedes A que llevó a la ITV estaba sin seguro. Llegó después el accidente de agosto con un Seat León que conducía un hermano del tomador del seguro. Paciencia mostró el afectado, pero a los cinco meses decidió que era el momento de tomar medidas y denunciar.

La mayoría de los perjudicados, sin embargo, no había hecho nada. Solo cuando la Guardia Civil llegó a ellos afloraron unos hechos por los que comparten banquillo dos empresarios y una exempleada.

Entre los afectados encontró la Guardia Civil casos tan singulares como el de un feriante, que, al desconfiar de la eficacia del «recibo» que le habían dado por un pago en efectivo, acudió a otro conocido -que trabajaba para otra aseguradora diferente- con el fin de comprobar si tenía póliza o no. Vio confirmadas sus dudas. Estaba circulando sin seguro. Reclamó personalmente, vio atendidas sus exigencias y ni se planteó denunciar.

Sucesión de hechos

La Guardia Civil llegó pronto a la conclusión de que aquella situación denunciada en el 2014 no se limitaba a un hecho aislado. En principio eran tres las aseguradoras que aparecían como pantalla, pero solo Axa se ha personado como acusación particular en un procedimiento que desde el lunes está en la fase de juicio en la Audiencia Provincial. Los acusados el desajuste a meros retrasos en pagos, por diferencias de criterio entre la mediadora y las compañía de seguros.

Los agentes de la Guardia Civil resaltaron ayer que los «recibos» no eran una póliza. Ni garantizaban coberturas, aunque, al no haberse producido siniestros de gravedad, tampoco llegó a suscitarse conflicto de intereses y delimitación de responsabilidades civiles o penales entre particulares, mediador y las compañía de seguros afectadas.

De las declaraciones de los empleados concluyó la investigación que la firma trataba de cobrar los recibos en efectivo, aunque entre los afectados por la presunta irregularidad también hay personas que pagaron por transferencia bancaria al intermediario y no a la aseguradora, que no recibía el dinero, según la fiscalía. De ese modo, el cliente creía tener un seguro con el que, en realidad, no contaba.

El perjuicio económico de Axa fue de 27.289 euros, que es la cantidad cuyo pago reclama la fiscalía a los acusados a favor de esa compañía de seguros.

Estafa, falsedad en documento mercantil y apropiación indebida

Las peticiones de condena que formula el ministerio público difieren según el grado de responsabilidad que concede a los tres acusados. Adjudica a Enrique C. B. un papel principal como la persona que «ideó el plan para apoderarse del dinero» de las pólizas. Era clave conseguir que los tomadores de seguro pagaran en efectivo. Pide para este hombre dos años y seis de prisión por estafa, con multa de 2.700 euros, además de un año y diez meses, con 3.000 euros de multa, por falsedad en concurso media con apropiación indebida. Para su hija Marta C. A. la petición es de un año y dos meses, 1.440 euros de multa, un año y cuatro meses más de prisión y 1.800 euros de multa. Para la exempleada Raquel A. P., diez meses de prisión y 720 euros por el primer delito, con cinco meses más de prisión y 1.800 euros de multa por el segundo.