Una carrera que trasciende lo deportivo

Marta Vázquez Fernández
M. VÁZQUEZ OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Agostiño Iglesias

La carrera inclusiva, con corredores con diversidad funcional, fue la novedad de la San Martiño

19 nov 2018 . Actualizado a las 13:21 h.

Si algo tiene la carrera de San Martiño es que trasciende lo deportivo para convertirse en un evento social. Miles de personas recorrieron ayer los diez kilómetros que incluye la carrera no solo para hacer su mejor marca, objetivo de unos pocos, sino por la ilusión de participar en un acontecimiento que muchos esperan durante todo el año. Bebés, niños, jóvenes, adultos y jubilados encuentran su espacio en una cita que para muchos es ya una tradición. Como para Vicente, que a sus 73 años lleva 35 corriendo la San Martiño. Es un clásico. «He ido sobrado», presumía unos segundos después de cruzar la línea de meta cuando el reloj ya había marcado los 60 minutos. «Esta es la mejor carrera de Galicia, yo nunca me la pierdo», reconocía. Cada convocatoria, se desplaza desde Gijón -ciudad en la que reside a pesar de que es de Santiago- para participar en una convocatoria que, asegura, «me encanta».

En su caso, se aventura siempre en solitario -es un decir en una cita con tantos miles de personas-, en el recorrido por el casco urbano de la ciudad de As Burgas pero son muchos los corredores que prefieren ir en grupo, incluso en pareja. Como David y Carmen. Los dos son de Santiago pero él trabaja en Ourense, en el complexo hospitalario y ha corrido en otras carreras populares gallegas, así que este año ha convencido a su novia para participar en la San Martiño. «Para los dos ha sido la primera vez y la hemos acabado, ese era nuestro objetivo», contaban tras completar el recorrido. Contentos «por el ambiente y por la gente, que hace cosas un poco distintas, como disfrazarse», consideraban que tal vez el público ourensano no estuvo ayer demasiado efusivo a la hora de animar a los corredores. Con todo, David garantiza que el año que viene repetirá, mientras que ella está «casi segura» de que también lo hará.

Desde Vigo llegaron Eva, Elena, Andrea y Aurora. Para algunas era la primera vez. «Ha sido una experiencia muy buena, la verdad es que correr en grupo es bueno porque nos ayudamos unas a otras, a mi en algunos momentos me faltaba un poco el aire, pero al final logré terminar», contaba Eva, que afirmaba que en algunos tramos «faltaba ambiente». En todo caso, coincidieron todas en que la San Martiño es «una carrera con un recorrida muy bonito, está muy bien organizada y parece que la ciudad está muy volcada con el evento», así que dan por seguro que volverán el año que viene, no con la intención de ganar, pero «por lo menos con la de mejorar la marca de este año».

A la gran carrera, la de los 10 kilómetros, le sucedió ya pasada la una de la tarde, la escolar, con más de dos mil participantes.

Diez minutos después, a la una y media de la tarde, arrancaba la novedad de esta edición, en la que se vivieron los momentos más motivos. Era la carrera inclusiva, en la que participaban los niños más pequeños y corredores con diversidad funcional. Entre ellos se encontraban 14 participantes de la asociación ourensana de esclerosis múltiple, Aodem. «Ya era hora de que contaran con nosotros», advertía Luis, que se confesaba «ansioso» por comenzar. En su caso, cubrió los 1.400 metros de recorrido a pie y en la silla, igual que José Manuel. «Para mi esto es una experiencia inolvidable», aseguraba. Su intención era completar los últimos cincuenta metros caminando con sus muletas, el resto en la silla. «Hoy es un gran día; dar este paso es importante para la inclusión, para visibilizarnos ante toda la sociedad y demostrar que podemos», afirmó.