Uno de cada diez niños que nace en Ourense son prematuros

edith filgueira OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

El servicio de Neonatoloxía permanece abierto 24 horas al día para los padres

24 nov 2018 . Actualizado a las 13:03 h.

En Ourense uno de cada diez niños que nace al año lo hace de forma prematura según los datos que manejan en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO). «Cada día el número de niños prematuros aumenta en los países occidentales y son niños delicados que requieren mucho cuidado y tiempo», afirma el jefe del servicio de Neonatoloxía, Santiago Cebrián.

«Las cifras de mortalidad son importantes pero con el paso de los años y la mejora de la tecnología hemos conseguido reducirlas y que los niños crezcan sanos», destaca Cebrián. Y para ello los profesionales se implican las horas que hagan falta, a pie de incubadora. Aparte de los pediatras, en la unidad donde se cuida a todos los que nacen antes de alcanzar las 37 semanas de gestación, trabajan también trece enfermeras y doce auxiliares.

«Estos últimos años hubo muchos avances científicos y técnicos, como bien dice Cebrián, pero también en lo referente a los cuidados centrados en el desarrollo. Ahora se pone mucho cuidado en los estímulos que recibe el niño de luz y sonido. Se hace todo de una forma diferente a como se hacía treinta años atrás. Y lo más importante para mí es que se han reducido mucho las secuelas posteriores que podían sufrir estos niños», aclara Carmen Tato, que lleva cinco años en la unidad y 33 siendo enfermera. «Se implica mucho a los padres para que estén piel con piel con sus hijos porque disminuye enormemente el estrés de los bebes y normaliza sus constantes vitales», añade.

Con menos de 25 semanas no se considera que la vida del niño vaya a ser viable, pero han sido varios los bebés que con ellas recién cumplidas (y solo 600 gramos de peso) han salido adelante.

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Martín, que ya ha cumplido los seis meses, es uno de esos niños que acaban de salir de la unidad de Neonatoloxía del hospital Materno Infantil. Nació por cesárea porque los médicos vieron que no crecía a un ritmo normal y a las treinta semanas de gestación decidieron intervenir. «Pesaba solo 790 gramos y el miedo que nos entró fue muy grande. Lo único en lo que pensábamos es en que sobreviviera. Estuvo ingresado dos meses durante los cuales los profesionales hicieron un trabajo que es impagable. Nos hicieron el día a día mucho más fácil porque entienden que es angustioso tener que irte a casa y dejar aquí a tu bebé», explica Elena Freijedo, su madre, mientras observa cómo su pareja, Iván Guerra, sostiene al niño. «Y no solo hablo del nivel de conocimientos, sino también del cariño que les dan. Lo que sería bueno es que en las clases de preparación al parto explicasen que hay muchos niños que pueden nacer prematuros», añade. Martín pesa ahora casi seis kilos.

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Xurxo va a cumplir cuatro años en diciembre pero su llegada al mundo tampoco fue fácil. Su madre, Andrea Delgado, se puso de parto en casa a las 31 semanas de embarazo. «Permaneció ingresado dos meses para que pudieran controlar cómo se iban desarrollando sus órganos y tuvo infecciones. También tuvieron que hacerle transfusiones para poder darle el alta en febrero, que era cuando se suponía que iba a nacer», cuenta la madre mientras el niño habla con Gabriel que, como él, se adelantó a la fecha prevista para el parto.

Gabriel está a punto de cumplir los cinco años y ya juega al fútbol. «Juego los lunes y los miércoles», contesta cuando le preguntan si le gusta el deporte.

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La organización Agaprem ofrece apoyo a los padres de bebés que nacen antes de tiempo

Ana Belén Fernández es psicomotricista y trabaja dentro de la UCI de Pediatría y en Neonatoloxía, pero su vocación hace que fuera de las horas laborables los padres puedan contar también con ella. «Intento acompañar a los padres en el proceso de observar a sus hijos desde que nacen para conocer bien cómo se mueven y se comunican, a pesar de que aún no hablen. Que entiendan cuándo el bebé está estresado y cuándo relajado y les enseño a ponerles un pañuelito con su olor para que los niños vayan reconociendo a sus padres aunque no se los puedan llevar a casa», cuenta Fernández tras recoger el Patuco de Honor que le otorgó este año la Asociación Galega de Familias de Nenos Prematuros (Agraprem).

«Siempre me quise dedicar a esto y me hace muy feliz que pensaran en mí para el premio. Pero creo que lo más orgullo me hace sentir es la fortaleza con la que las madres salen del bache», confiesa mirando el reconocimiento que sostiene entre las manos.

La entidad, formada por padres y madres de prematuros, constituye un apoyo para los que se encuentran perdidos. «Es importante que empaticemos entre los padres porque estas experiencias no las pasa todo el mundo y tienes muchas dudas», añade la portavoz Luisa Domínguez.