«La mujer debería poder elegir cuándo quiere tener hijos y cuántos»

María Cobas Vázquez
maría cobas OURENSE / LA VOZ

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La médica Clara Menéndez habla hoy en Ourense de los retos de la salud materno-infantil en el siglo XXI

08 nov 2018 . Actualizado a las 17:20 h.

Clara Menéndez llega hoy a Ourense procedente de Cataluña para dar una charla en la Academia Médico-Quirúrgica. A partir de las ocho de la tarde, la directora de la Iniciativa de Salud Materna, Infantil y Reproductora del Instituto de Salud Global de

Barcelona, hablará sobre Los retos de la salud materno-infantil en el siglo XXI.

-¿Cuáles son esos retos?

-Aquí no hay. Aunque un embarazo es siempre una situación especial, no tiene nada que ver con los riesgos que padecen mujeres que no tienen la suerte de vivir en un país como el nuestro, con un sistema sanitario que aunque no es gratuito, porque pagamos impuestos, sí es de libre acceso y de calidad. En la mayoría de países con rentas bajas o medias, incluso varios de Latinoamérica, una mujer tiene que pagar para que la atiendan en el parto; tienen que pagar por lo que debería ser un derecho de la humanidad, porque dar a luz un hijo es un bien para la humanidad. De eso es lo que voy a hablar, porque trabajo con embarazadas del mundo pobre, no de este mundo rico [desarrolla sus proyectos fundamentalmente en el África subsahariana, aunque también en Mozambique, Tanzania, Madagascar...], que están expuestas a muchas infecciones. Estamos haciendo estudios para ver las causas de muerte y determinarlas de manera fiable. Y se aplica también al recién nacido, el que tiene la suerte de nacer en un país rico con un sistema de salud universal, tiene unas probabilidades de sobrevivir inmensamente más altas que un recién nacido en otros sitios.

-¿Son las diferencias entre el mundo rico y el pobre?

-Sí, y también tenemos que saber de qué se muere la gente en esos lugares en los que no hay un registro civil, no se registra cuando la gente nace ni cuando muere, por lo que es muy difícil saber cuánta gente se muere y de qué. Si no sabemos de qué se mueren las personas, es muy difícil diseñar programas de salud para que no pase.

-En su trabajo en África, ¿qué ve para entender que una mujer embarazada se suba a una patera con el riesgo que conlleva?

-Hay que ver el grado de desesperación que debe de tener, porque tienen los mismos sentimientos de cualquier otra embarazada, de intentar proteger a su bebé; pero están tan desesperadas que lo arriesgan todo para salir de un mundo que no le proporciona seguridad de tener un parto seguro.

-¿Y los retos aquí?

-Los retos están en el mundo no desarrollado. Aquí no hay retos de salud materno-infantil, sino que aquí hay que ver cómo vamos a superar el crecimiento negativo de la población, ver cómo vamos a tener más hijos.

-Se habla mucho de la inmigración como esperanza para subir la tasa de natalidad.

-No debería ser solo eso. Se tienen que dar más facilidades para que las parejas puedan tener hijos en una sociedad desarrollada. Los países escandinavos lo tienen solucionado, e incluso Francia nos dobla o triplica la tasa de nacimientos por mujer. No es dar un cheque bebé o dar las bajas de paternidad también, sino que hay que dar facilidades que tienen que ver con que la mujer tenga bajas de maternidad mucho más largas, pagadas, y haya guarderías gratuitas en los sitios de trabajo, o muy cercanos.

-Son cosas que no suenan complicadas, pero sí lejanas...

-Porque ningún político ni política lo tiene en la agenda. Y se olvidan de que la maternidad es también un derecho, una mujer debería poder elegir cuándo quiere tener hijos, y cuántos quiere tener.