Apuntes de un iconoclasta

tareixa taboada OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

El panteón imaginario de Xosé Vilamoure se puede visitar estos días en la Galería de Arte Visol

05 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El veterano espacio expositivo dirigido por Maricarmen Vidal, la céntrica Galería de Arte Visol y el artista que representa, Xosé Vilamoure, presentan la soberbia colección de retratos Taschen I.

La obra del artista de Vilamoure sorprende por la intensidad y calidad expresiva que transmite con una coherencia absoluta y una valentía y originalidad notable. Desde una caligrafía propia e identificable, desarrolla una figuración sobria, estructurada sobre un esqueleto de magnífico dibujo que se intensifica y desdibuja a través de la mancha empastada o diluida en una deconstrucción inteligente de la forma sabiamente dominada para intervenirla, abstracta e inacabada, revestida de una frescura, temperamentalidad e inmediatez que hace un pulso a la imagen conceptualizada y racional derivada de un arduo estudio fisionómico de los personajes y un trazo decisivo, resolutivo y audaz ajeno a restricciones anatómicas que diluye los espacios a través de planos de color paradójicamente intensos, una volumetría de las carnaciones de sensación táctil en las rotundas personalidades que se presentan sobre una atmósfera abstracta sin referencias contextuales. El retrato de Vilamoure va más allá de un retrato convencional. El artista capta la psicología del personaje como un pintor de almas, intenciones y expresiones que se traducen en la mirada con la que las entidades se presentan y no se representan, con un impacto desafiante o catártico, a través del creador que, como un chamán, traduce en gesto cada sensibilidad.

La serie Taschen I se explica como un lúcido ejercicio de apropiacionismo de su propia obra, un Saturno que devora y regurgita un hijo nuevo que es también el anterior, brillante reutilización la que realiza en ocho obras de una parte de la colección Taschen expuesta en la que el autor subraya las alteridades al superponer el retrato del artista a la obra preexistente que poseía ya una cabeza previa, pero cuya perfecta adecuación suscita lecturas abiertas y una potente ironía que consigue sorprendentes imágenes dobles al adecuar al gesto la fisonomía con afortunadas dualidades que funcionan plástica y conceptualmente y que remiten a la máscara y a Ensor y al primitivismo, a la suplantación u ocultación de identidades múltiples, a la presentación de las alteridades personales en la fórmula de una cosmovisión, presente en un imaginario colectivo desterritorializado tan perturbador como apasionante. Éstos son los retratos de Rickey, Rousseau, Duchamp, Cornell, Philip Guston y los más herméticos: Salle/ Radziwill, Karl Horst Hödicke y Manzoni.

Esta magnífica exposición sólo está compuesta por una pequeña parte de los 774 retratos que el artista realizó entre los años 2006-2010, basándose en el Volumen II de Arte del siglo XX de la Editorial Taschen.

Taschen I constituye una serie de retratos de artistas contemporáneos presentados de manera singular, no a través de su obra sino mediante su fisonomía, conceptuada y reconocible, basada en fotografías en blanco y negro del apéndice del libro y en la labor de investigación de este ambicioso proyecto que surgió de manera casual y se asentó en el universo creativo del artista como metáfora obsesiva canalizando su interés por el retrato y la máscara como elemento raíz de su lúcido discurso.

Vilamoure establece inusuales asociaciones entre artistas, rompiendo el hilo cronológico, intenciones u estilos para realizar una serie de parejas o grupos imposibles más allá de la representación de un cuerpo y una cara que encajan y en ocasiones se invierte el carácter físico de los personajes sin connotaciones sexuales, así Francis Bacon se representa con un cuerpo de mujer, Rainer y Arman, cabeza que sustenta como menina, Kokoschka con un vestido de niña y travestidos en una clase de ballet: Kossof, Schiele, Longo, Arukawa, Kantor, Girke, Janko, Mortensen y Krull; Mario Merz, en cuerpo de mujer, se deja abrazar por un tibio Renoir.

Resulta genial la asociación de las cabezas-retrato brotando de tiestos de Frautier, Giacometti, Dubuffet, Tuymans y Diebenkorn y las inquietantes cabezas flotantes que portan como exvoto los retratados, Van Gogh niño triunfante sobre Lüpertz, así como perturbadoras son las composiciones: Kobro / Smith-Henning Pedersen y Pèzold / Kienhold.

Sorprendente y magnífica resulta la asociación Sonderborg / Steichen con una sublime animalización del retrato.

Imprescindible exposición que se subraya y amplía con la muestra que el mismo artista expone paralelamente en la Sala Alterarte del campus de Ourense titulada: Animais en perigo de extinción.