Una de reguetón

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE CIUDAD

28 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene razón un compañero mío cuando dice que en Facebook (en realidad creo que se refiere a las redes sociales en general) hay mucha broza. Y tiene razón. Pero de vez en cuando te encuentras con gente, gente que ni siquiera conoces, que (para seguir con el símil agrícola) está sembrada. Lo pensaba el otro día cuando, aún digiriendo el último pleno municipal, me encontraba con un post con la siguiente frase: «La política actual es a la democracia lo que el reguetón a la música». Cuánta razón (y que el reguetón me perdone). No hace falta que analicemos el panorama nacional para que se nos salten las lágrimas -y no de emoción- porque tranquilamente nos podemos quedar en casa. El alcalde de Ourense, Jesús Vázquez, cometió el pasado miércoles un gravísimo error al decirle al portavoz del principal partido de la oposición que los medicamentos genéricos le sentaban mal. Con todo lo que eso implica. Y abundó en su equivocación cuando se limitó a retirar el comentario, como si las ofensas se pudieran borrar. Lo honesto hubiese sido disculparse y reconocer que lo había hecho mal, sin excusas. No mejoró la situación el aludido, Gonzalo Pérez Jácome, que acabó diciéndole al regidor que estaba mal de la cabeza. Nadie le niega su derecho a darse por ofendido (ni a él ni a los concejales de DO) pero resulta curioso que, tras muchos años haciendo suyo el lenguaje de la descalificación, no sea capaz de empatizar con aquellos a los que recurrentemente ofende o bien en intervenciones públicas o en comentarios realizados en ese patio de vecinos virtual que son las redes sociales. Si él insulta hay que respetar su opinión (algo que no debería estar reñido en ningún caso con la educación y el respeto) pero si ocurre lo contrario (insisto, no debería ocurrir) hay que indignarse. De empatía andan escasos muchos de los que se sientan en ese salón de plenos que al principio del mandato recuperó la normalidad pero que ha vuelto a convertirse en un ring del que quienes salen golpeados no son tanto los concejales sino los ciudadanos. ¿No les parece escuchar de fondo un reguetón?