Ourense estrena la primera iglesia monacal del siglo XXI

Cándida Andaluz Corujo
c. andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

El monasterio de las clarisas abrirá el templo el domingo

18 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha sido una travesía larga, pero las catorce monjas clarisas del monasterio de San José, en Vilar de Astrés, abrirán su templo este domingo. Será la primera iglesia monacal del siglo XXI en Ourense. Eso se nota en su diseño, en los materiales utilizados y en su estructura, tanto exterior como interior. Es quizás esta modernidad, la que supone dotar al templo como se ha hecho siempre, con elementos propios de su época, la parte que a las monjas menos convence, aunque lo importante será el uso y disfrute del espacio. La comunidad de las clarisas se instaló en Ramirás el 20 de diciembre de 1949. El paso del tiempo y la imposibilidad de conservar el inmueble, hicieron que 44 años después tuvieran que dejar aquella primera casa, que ya no era un lugar digno para vivir. Fue el obispo Diéguez Reboredo el que se empeñó, en 1993, en que la comunidad debía seguir unida e inició el proyecto de construccion del monasterio de San José, donde residen en la actualidad. Mientras tanto, las clarisas ocuparon un edificio, entonces propiedad del Obispado de Ourense, en la calle Santo Domingo de la capital.

En 1998 se desplazaron a Vilar de Astrés para instalarse el monasterio de San José que fue bendecido por el obispo Carlos Osoro. Desde mayo de ese año, las clarisas han tenido en mente la construcción de su iglesia. Y veinte años más tarde, será una realidad. Los operarios trabajaban ayer sin descanso en la iglesia. No estará acabada del todo el domingo, pero el obispo Leonardo Lemos la bendecirá para que pueda ser utilizada cuanto antes. Destaca en el altar la madera utilizada: raíces de olivo. Y en una de sus paredes, una gran vidriera que fue realizada por una artesana portuguesa. El espacio que hasta la fecha ocupaban para los oficios religiosos -que en ocasiones especiales resultaba pequeño- será utilizado como locutorio. Y ellas tendrán ahora un lugar especial, el del coro, para asistir a los oficios religiosos y orar. No están acostumbradas a tanto trasiego e ida y venida de gente, pero a las monjas clarisas se las nota felices. Veinte años después lo consiguieron.