Cuando los políticos que vienen de más allá del Padornelo visitan Ourense, lo hacen habitualmente porque les queda de paso en su particular tour galaico. Ocurrió, por ejemplo, cuando el PP debatía quién debía suceder a Mariano Rajoy. Varios de los candidatos pasaron por Ourense a pedir el voto de la militancia popular, pero lo hicieron casi de noche y muchos llegaron tarde porque venían de otras ciudades más «importantes», como Vigo o A Coruña.
Esta semana le tocó visitar Galicia al ministro de Fomento del PSOE, José Luis Ábalos. Estuvo por la mañana con el alcalde socialista de Vigo, Abel Caballero, y por la tarde se reunió con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo. A las 20.00 horas tenía programado un acto en Ourense, pero llegó una hora y cuarto tarde. Además, aquí no hubo reunión institucional con el alcalde ni rueda de prensa (que sí ofreció en Vigo y Santiago de Compostela) para abordar en detalle las infraestructuras que Fomento tiene pendientes de ejecutar en la ciudad.
Ábalos vino a Ourense a participar en un mitin político del PSOE y allí habló de todo menos de las obras de su Ministerio. Su discurso fue en clave estatal y, aunque se refirió al soterramiento del AVE en Murcia, no hizo ninguna mención a la estación intermodal de Ourense, la misma que su partido calificaba en la ciudad como un «pendello» pero que el Gobierno socialista no piensa cambiar. No dedicar ni sola una palabra a esta cuestión puede parecer un menosprecio a Ourense y quizás aún más a los militantes del PSOE.