En las antípodas del rugbi

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

Cinco jugadores neozelandeses juegan y enseñan el deporte en el equipo del campus

06 oct 2018 . Actualizado a las 17:22 h.

Son Zach Clarke, Reuben Spicer, George Stratton, Sam Shearer y Tu’uta Simaile y juegan en el equipo de rugbi del campus. No es el principio de una serie de adolescentes americanos. Ellos son neozelandeses y pertenecen al Campus Universitario Ourense Rugby, que compite en el grupo A de la División de Honor B de la Liga Nacional. No es la primera vez que el equipo echa mano de jugadores de las antípodas que no solo añaden un nivel superior sino que también entrenan a las categorías inferiores. No hace falta preguntar casi por ellos, su físico les delata. David Monreal es el entrenador. Su experiencia en tierras neozelandeses le llevó a probar. Y el resultado es toda una experiencia por ambas partes.

Hace aproximadamente cinco años llegó desde Nueva Zelanda Andi, el primero, cuando el equipo estaba en Regional. Al año siguiente vinieron otros tres y el equipo llegó la fase de ascenso. A partir de entonces y gracias al trabajo de David Monreal -que estuvo allí viviendo- y del boca a boca entre los universitarios neozelandeses la relación se hizo continua. Los jugadores, de 22 y 23 años, juegan y colaboran con el club, pero también llegan a Ourense por la curiosidad de vivir la vida en España y aprender el idioma. La mayor parte son universitarios y en su país han competido con equipos de gran nivel. Tu’uta Simaile, de origen samoano, jugó con la selección de Samoa Sub 20 y George Stratton, en la neozelandesa de universidades. Tienen ofertas para jugar en equipos mayores, pero por ahora prefieren vivir esta experiencia al otro lado del mundo. En Nueva Zelanda el rugbi es el deporte nacional. Lo es todo. Por eso además de ayudar a su equipo y en los entrenamientos, mejora el nivel del equipo ourensano. Además, ofrecen las clases de rugbi para los pequeños en inglés, un plus en su formación.

Lo habitual es que su estancia en Ourense sea mientras se juega la liga. Conviven todos en un piso y el club se encarga de que no les falte de nada. «Esto chicos quieren estar aquí, aprender español y vivir la experiencia. Ahora no es como antes, gracias a las tecnologías hablan mucho con sus familias. Para ellos es una experiencia vital ya que Nueva Zelanda es una isla muy pequeña y necesitan darse un espacio», explica Carlos Alonso Abad, miembro del club y acompañante de los chicos. Los cinco neozelandeses que están en Ourense se conocían de jugar en las ligas de su país pero no eran amigos. Ahora es diferente. «Zach, por ejemplo, fue jugador del año de su equipo pero quiso venir aquí», explica.

Zach Clarke, Reuben Spicer, George Stratton, Sam Shearer y Tu’uta Simaile conocen poco de España por eso lo que escuchan de los jugadores que ya han estado aquí es lo que les anima a probar. «Este es un club muy familiar, la gente se lleva muy bien. Si los llevas a Madrid no sería tan interesante ni tan humano. Aquí echan mano de ti para cualquier cosa y en un minuto estás con ellos. Les han contado lo bien que se vive en Ourense, que la gente es muy maja y es un ambiente muy cálido para ellos, y es lo que buscan», explica Alonso Abad. Incluso, relata que el año pasado visitó la ciudad la familia de un jugador que dio las gracias a todos por el cuidado a su hijo. Pasan en Ourense todo el año e incluso están en fechas significativas como Navidades que disfrutan en casa de algún otro miembro del equipo. «A lo mejor tienen la oportunidad de jugar en otro equipo de otra ciudad, pero dicen que no les compensa».

Hablan inglés, maorí o samoano pero, de momento, el español se les está poniendo un poco difícil, porque no es una lengua que se estudien o escuchen en su país, pero este es uno de los principales objetivos de su estancia en Ourense.

«Quedo con ellos para hablar español. Dicen que lo que más les va a aportar es conocer la lengua, además de la cultura, claro». Aunque todavía es pronto para que los que acaban de llegar hagan amistades en la ciudad, sí lo hicieron ya otros que hasta encontraron aquí a sus parejas. Zach, Reuben, George, Sam y Tu’uta forman ya un buen grupo. Se nota que están compenetrados entre sí, con ganas de aprender y de conocer algo diferente. Sobre el césped del campus ya empiezan a hacerse un hueco y se nota su presencia, aunque sea en las antípodas.