El TSXG valida la subasta por la que se vendió a Alfer la finca de Benposta

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

El alto tribunal gallego niega la razón a la fundación y pone fin al litigio tras dos años

29 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La subasta celebrada el 20 de marzo del 2016 en la que la empresa ourensana Alfer resultó adjudicataria de la finca de Benposta fue legal. Así lo dictaminó hace ya varios meses el juzgado contencioso administrativo de Ourense y así lo ha ratificado ahora el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que con su resolución pone punto y final a un largo proceso judicial que comenzó después de aquella subasta.

En el procedimiento discutido, ejecutado por la Seguridad Social tras embargar la finca por las deudas acumuladas, la empresa ourensana de autocares presentó la mejor oferta, pagando un precio de 412.000 euros, una cantidad que alcanzaba el 25 % del valor de tasación. Sin embargo, la Fundación Benposta no estuvo de acuerdo con la operación y trató de lograr que se declarase nula, acudiendo a los tribunales. Alegaban que se había producido una desviación de poder en la operación y también que la tasación que la Seguridad Social había hecho de la finca no era válida, puesto que se había anulado el plan de urbanismo que estaba vigente cuando se realizó.

En la primera sentencia, dictada el pasado mes de enero, el titular del Juzgado Contencioso Administrativo número 2 de Ourense rechazaba todos esos argumentos y consideraba que la operación de venta del terreno había sido ajustada a derecho. La Fundación, que gestionan quienes asumen la herencia del padre Silva, recurrió aquel fallo y buscó uno favorable en el alto tribunal gallego, que en una resolución notificada esta misma semana tampoco le da la razón. Es más, los jueces dicen compartir íntegramente los argumentos de primera instancia. «La sala llega a la misma conclusión que la sostenida en la sentencia recurrida, lo que determina la desestimación del recurso y la consiguiente confirmación de la sentencia de instancia, pues la Sección, reiteramos, comparte los razonamientos expuestos», recoge el fallo, en el que figura como ponente Juan Bautista Quintas Rodríguez.

Además, en la sentencia se aprecia cierto reproche a la actuación de la dirección letrada de la Fundación Benposta, a la hora de presentar su recurso. «Se ha limitado a reiterar, miméticamente, aunque revestidos de crítica formal de la sentencia apelada, con argumentos casi idénticos a los que ya barajó en la demanda presentada en instancia», dicen los jueces, que consideran que rebatidos aquellos argumentos por el juez ourensano, «poco más se puede añadir con especial relevancia para la resolución de la controversia suscitada».

En todo caso, la sala deja claro que el procedimiento de apremio seguido por la Seguridad Social con el terreno de Benposta cumplió la legalidad, y, respecto a la presunta desviación de poder, asegura que «es carga de quien la alega acreditar mediante motivos concretos que se han perseguido objetivos espurios tendentes a satisfacer el interés público, y en este caso no se acreditan».

Así las cosas el tribunal ratifica la primera resolución e impone las costas del procedimiento, tasados en mil euros, a los apelantes, en una sentencia contra la que, esta vez, ya no caben más recursos.

Próxima ocupación

Fuentes cercanas a la empresa Alfer se mostraron ayer satisfechas con esta resolución, que permitirá por fin a la empresa ourensana ocupar unos terrenos que compró hace ya más de dos años tras una importante inversión económica. Estas fuentes aseguran que tras el tiempo transcurrido desde la subasta es necesario ahora, «ponerse al día».

Pasar una página de la Historia

Si todo ocurre según esa previsión se pasará página por fin a una era que comenzó en 1963, cuando el padre Silva y un grupo de muchachos se instalaron en la finca de Benposta, situada en Seixalbo, en la capital ourensana. Allí construyeron su ciudad, un proyecto idealista que llegó a contar con un millar de seguidores, que contaban con servicios como un centro de estudios de

primaria, secundaria, bachillerato y FP. Su famoso circo dio la vuelta al mundo.

En los años 80 parte de los terrenos fueron vendidos a la Xunta y más tarde otra parcela se enajenó a un particular. En 2004 el sacerdote Jesús Silva falleció y la ciudad, en la que ya apenas quedaban residentes, quedó olvidada. Ahora el terreno espera tener una nueva vida.