Con el veneno del viaje en las venas

mar gil OURENSE / LA VOZ

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El flautista Luis Perandone  triunfa como empresario con una firma digital de audiciones orquestales

25 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo de viajar, a Luis Perandones Lozano le viene de lejos. En la adolescencia, los estudios de flauta travesera en el Conservatorio de Ourense lo empujaron a moverse cotidianamente desde su ciudad natal a Vigo, Santiago y Madrid. El curso 2001-2002, cuenta desde Zúrich (Suiza), su actual lugar de residencia, «fue una locura». Por las mañanas estudiaba el ciclo superior de flauta en el Conservatorio de Vigo, lo que lo obligó a realizar COU en Ourense en jornada nocturna. Un par de días a la semana se desplazaba a Compostela, donde estaba matriculado en la Escuela de Altos Estudios Musicales de Galicia; allí dormía algunas noches, en una habitación alquilada en un piso compartido. Como guinda, una vez al mes viajaba a Madrid, por un curso de posgrado de la Universidad de Alcalá.

Con semejante entrenamiento, poco puede sorprender que a los 18 años apuntase con su flauta en dirección a Alemania, un país con el que había fantaseado por influencia de Laurent Blaiteau, profesor en la Escuela de Altos Estudios Musicales. En Stuttgart continuó su formación con una beca de la Fundación Barrié. «Al principio fue duro: aprender el idioma, adaptarse a una nueva cultura, costumbres… pero al final terminé quedándome más de ocho años en esa ciudad; ¡así que tan mal no debía de estar!», ríe.

Durante esos años tuvo la oportunidad de trabajar con orquestas jóvenes y profesionales alemanas, italianas, españolas, austríacas y de Luxemburgo: «Cinco de esos años estuve en la orquesta de la Ópera de Stuttgart -detalla-. Allí conocí a Sarah, violinista, quien ahora es mi mujer y la razón principal por la que me vine a vivir a Zúrich en el 2011».

En Suiza dio un salto profesional que lo ha lanzado a un camino imprevisto pero apasionante: «A los pocos días de venir, vi que una agencia internacional de representación de orquestas de cámara y sinfónicas de distintos países de Europa buscaba un agente para España, Portugal y Sudamérica y me presenté. Tuve mucha suerte. Fue un año muy interesante donde aprendí mucho, en especial todo lo relacionado con el Business de la música clásica, que antes, como intérprete, desconocía. En el 2012, la Ópera de Zúrich sacó la plaza de Orchestra Planning manager / Deputy director, me presenté y acabé trabajando allí entre el 2012 y 2016, cuando decidí dejarlo para dedicarme al 100 % a mi empresa».

Su criatura, «muv.ac», había nacido en el 2010, cuando vivía en Stuttgart, de la mano de dos socios alemanes. Es una plataforma para audiciones que facilita el contacto y la selección de intérpretes por parte de orquestas en todo el mundo.

«Al principio era una actividad secundaria. Hoy en día es mi actividad principal. Estamos desarrollando una nueva versión de nuestra plataforma de organización de audiciones y una nueva plataforma para los profesionales de la música clásica llamada Klassikal. Lo compagino con mi actividad como flautista, principalmente aquí en Suiza, donde colaboro regularmente con varios ensembles de cámara y orquestas sinfónicas como freelancer».

El movimiento está tan interiorizado en la vida de Luis Perandones que las ventajas de tener asiento familiar en Zúrich no son suficientes para retenerlo: «Una de mis pasiones es viajar. Si pudiese, ahora mismo me encantaría pasar un año entero trabajando y viviendo en otros lugares; cada mes o cada dos meses en un nuevo lugar. Hace dos años, cuando dejé el trabajo en la Ópera de Zúrich para dedicarme al 100 % a mi empresa, quisimos aprovechar la posibilidad que mi trabajo nos brinda de poder hacerlo desde cualquier lugar y en 2016 estuvimos viajando cuatro meses, trabajando desde Tailandia, Indonesia, Malasia y Australia».

El viaje que Luis Perandones aún no ha pensado iniciar es el de regreso a Galicia. «De momento, por lo menos a corto plazo, no tengo planes de volver o de irme a vivir a otro lugar, aunque de vez en cuando fantaseo con la idea de regresar. Si el día de mañana se diese un proyecto ilusionante allí, ¿por qué no? No lo descarto», subraya el ourensano.