Los policías gemelos consideran que la investigación de sus compañeros no es imparcial con ellos

La Voz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

El abogado defensor solicita el archivo del caso al reafirmarse en la línea del suicidio y descartar el homicidio que ve la jueza

23 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La teoría del homicidio de Celso Blanco, el policía cuyo cadáver apareció con un tiro en la cabeza en la comisaría de Ourense el 9 de abril del 2016, no se sostiene, según el abogado que defiende a los dos inspectores gemelos, Bernardo y Roy D. L., a quienes la jueza Eva Armesto tiene como sospechosos de su muerte. Cinco meses después de la detención, su letrado, Neil González, ha pedido el archivo del caso a la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Ourense. El defensor no solo aporta una interpretación diferente de los indicios, sino que desautoriza el trabajo policial de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), que «yerra flagrantemente» en muchas ocasiones «y siempre lo hace en perjuicio» de los hermanos, «poniendo en serias duda la imparcialidad de la investigación». En este punto, el letrado enfatiza que debería haber estado al frente de las pesquisas una unidad ajena a la comisaría de Ourense.

El defensor de los inspectores no deja pasar la ocasión de citar cómo otro juez, Leonardo Álvarez, recriminó las «irregularidades» cometidas por esa misma UDEV al investigar el robo de armas en la comisaría y aportar sus conclusiones a la causa por la muerte del policía. Si tuvieran noticias o informaciones trascendentes deberían haberlas comunicado a Instrucción número 1.

Omisión de datos

Al criticar el trabajo de la UDEV, el defensor de los gemelos cita, entre otras cosas, cómo en la investigación atribuyen a Roy un acceso irregular a bases de datos policiales -supuestamente para perjudicar al responsable del grupo de drogas- un día concreto en el que Roy estaba de vacaciones, un dato que no podría ser desconocido por UDEV, pero que fue «omitido», sin saber el motivo para ello. Las conclusiones de los informes de esa unidad policial, soporte básico de la instrucción, «no deben ser tenidas en cuenta dado que hacen aseveraciones que en modo alguno se corresponden con la realidad, [...] omitiendo datos que podrían favorecer a los investigados con la finalidad de atribuirles unas consultas que no han sido efectuadas por ellos».

El defensor de los gemelos considera «absolutamente incomprensible» que en los 135 folios del informe de UDEV dirigido al juzgado que entiende de la muerte del policía «no hay ni una sola palabra sobre dicho presunto homicidio». La «inexplicable falta de diligencia» de la unidad a la que ha confiado la jueza el trabajo de investigación lleva al abogado a ofrecer sus propias conclusiones, resaltando las contradicciones que ve. Los indicios que apuntan al suicidio son tan sólidos que, en su opinión, desvirtúan las tesis del homicidio.

Sobre el hallazgo de tres armas, frente a la tesis de que aún quedan tres en poder de otras personas, se pregunta por qué no se puede creer que el muerto las cogió todas, se deshizo de tres de ellas -por ejemplo, las primeras, «tirándolas al río»- y al suicidarse solo le quedaban tres.

En cuanto a los mensajes enviados la misma tarde de su muerte, considera imposible que alguien hubiera podido obligar a Celso a escribirlos antes de su muerte, sin oponer resistencia, siendo un reconocido experto en artes marciales y defensa personal. Y tampoco podrían hacerlo otros con posterioridad a la muerte, añade. Con el teléfono bloqueado no se podrían enviar mensajes de whatssapp y tampoco «sería posible escribir en el ordenador sin dejar marcas sobre la sangre y materia encefálica que se encontraba sobre el techado».

Sobre la trayectoria del disparo que acabó con la vida de Celso, los informes son contradictorios, como resalta el defensor de Bernardo y Roy. Desde la «etiología suicida» que apuntan los primeros, hasta la referencia a que la trayectoria del proyectil «tiene origen en la zona donde normalmente se encontraría la silla del despacho, a la altura a la que se encontraría la silla del despacho, a la altura a la que se encontraría la cabeza de una persona sentada en la misma, siendo la trayectoria ligeramente descendente».

Un arma genera estrés

Que la corredera de la pistola hubiera aparecido hacia atrás, según resaltan los autos judiciales como indicio del homicidio, tampoco es determinante, cree el defensor. Un especialista dice que «lo que vio tiene que decir que fue un suicidio, que lo del arma puede ser algo circunstancial, que empuñar un arma genera mucho estrés». Ese estrés, añade, «es lo que puede generar el empuñamiento forzoso y el actuar sobre la pieza retenida».

Que hubiera aparecido restos de ADN de uno de los gemelos en un papel del despacho lo ve lógico, después de casi diez años trabajando juntos y compartiendo aficiones a las armas, con actividades como la de aprovechar la pólvora de proyectiles defectuosos para rellenarlos y utilizarlos en prácticas de tiro. Usaban para ello sobres o papeles. Si Celso llegó a la comisaría aquel sábado a las 15,51 y murió antes de las cinco de la tarde, «algo estuvo haciendo durante más de una hora en su despacho», razona el letrado en su escrito. Manipular cajones, mesas o armarios, y que cayera al suelo ese papel cae dentro de lo probable, apunta.

Los informes de la UDEV yerran y «siempre lo hacen en perjuicio» de

los sospechosos

Sin evidencias de que hubiera otras personas en el despacho mientras ocurrían los hechos

El mejor amigo de Celso en la comisaría declaró desde el primer momento que creía posible que Celso se suicidase. Las conclusiones sobre los análisis de las manchas de sangre en el despacho afianzan esta tesis. Dice la UCO que «todos los rastros, objetivamente, pueden ser compatibles con el suicidio». Igualmente, la Guardia Civil concluye no halló patrones alterados de vacíos o marcas de pisadas «que hagan pensar que cuando se estaba produciendo el hecho hubiera personas u objetos interponiéndose en la trayectoria». No está claro, según dice Neil González, si la muerte ha sido un suicidio o un homicidio, pero «de ningún modo se infiere que los terceros responsables de todas esas conductas sean Roy y Bernardo».

Las correcciones y matizaciones son muchas. Nadie sabía que Celso iba a acudir aquella tarde a la comisaría. Es inverosímil que no se defendiera de un ataque. De ser una muerte planeada, los autores hubiera elegido otro lugar. La geolocalización del móvil de Bernardo lo sitúa, moviéndose, en el complejo deportivo de Monterrei. No es cierto que las plazas donde estaban aparcados los coches de hermanos sean los únicos que caen fuera de las cámaras de seguridad. En el pasadizo hay hasta catorce manchas de huellas y ninguna es de los hermanos. No es cierta la supuesta discusión entre Celso con Roy el día anterior, sino que fue con el secretario general. Subraya el defensor de los gemelos, además, que en la llave del cajetín de acceso al búnker donde fueron robadas las armas había ADN de Celso, que tenía en casa una pistola sin registrar. Al incidir en la línea del suicidio muestra notificaciones de Twitter en las horas anteriores a la muerte, entre ellas una tan explícita como «no llores por alguien que no llorará por ti. Sé valiente para decir adiós».