El acusado de un atropello mortal acaba llorando al perdonarlo la viuda

La Voz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

La mujer lo invitó a que pensara «que un coche es como llevar un arma de fuego»

22 jun 2018 . Actualizado a las 07:52 h.

Se enfrenta a una acusación de homicidio imprudente el joven conductor de un Seat Leon que el 27 de noviembre del 2015, a mediodía, atropelló a un hombre que estaba sentado en la parada del bus frente a la estación de autobuses de Ourense. En su momento se vinculó el siniestro con un despiste del conductor asociado a un teléfono móvil. Ninguna prueba se aportó a la causa sobre la posibilidad de que estuviera hablando en el momento. Y aunque un policía local declaró que el conductor había hecho esa confesión espontánea tras el suceso, el acusado, Manuel F. I., lo negó ayer. Fue, en su opinión, la suma de su inexperiencia al volante y la mala suerte lo que dio lugar al siniestro. Esa es la tesis que mantiene su defensa, que solicita la absolución, sin dejar de resaltar que el acusado no solo está dolido y arrepentido, sino que tanto él como su familia se lo han transmitido a la víctima. La responsabilidad civil, por otra parte, ha sido plenamente atendida por la compañía aseguradora del vehículo.

Con todo, el atestado de la policía local concluye que el coche iba rápido, pues cubrió los 68 metros entre dos semáforos de la calle Gómez Franqueira, frente a la estación Empalme, sin haber dado tiempo a que abriera el segundo en su dirección.

Separada del acusado por un biombo, la viuda, aunque corrigió la versión del imputado en el sentido de que conserva la sensación de «velocidad exagerada», es decir, que el «coche venía eléctrico», expresamente declaró que «esto le puede pasar a cualquiera». Fue rotunda la mujer, cuando expresó emocionada que el acusado «tiene la vida por delante, que la siga, yo lo perdono». Ahí se derrumbó el acusado. No se veían, pero compartían las lágrimas y la emoción del momento. La mujer rememoró incluso su paso por la autoescuela, años atrás, para hacer llegar al acusado que pensara siempre que un coche en las manos «es como llevar un arma de fuego».

Ese mismo concepto, el del coche como arma, fue esgrimido también por la fiscal en su informe. En su opinión, el hecho de que el siniestro se produjese en un momento en el que el conductor era novel no puede verse aquí como una atenuante, sino que, por el contrario, agrava la actuación del acusado, en la medida en que debería haber sido más cuidadoso al volante.

La fiscalía solicita dos años de prisión y dos años y medio de privación del permiso de conducir

La pareja esperaba el autobús. Estaban sentados en un banco. De repente, la mujer se percató de la presencia del coche, de que hacia un giro brusco y se dirigía hacia ellos. Quedó atrapada por las piernas mientras veía cómo su marido desaparecía debajo del turismo. El conductor, que solo contestó a las preguntas de su abogada, aseguró que se había apeado con urgencia para poder apartar el coche, con la ayuda de otras personas. Nada se pudo hacer, sin embargo, para salvar la vida del atropellado. Fue, como dijo ayer la mujer durante el juicio, «un visto y no visto».

El joven conductor, que dio negativo en la prueba de alcoholemia, se enfrenta a una petición de condena de dos años de prisión y la pérdida del permiso de conducir durante dos años y medio, con lo cual tendrá que volver a examinarse. Con esa pena, aun en el supuesto de que se le condenara, podría evitar el ingreso efectivo en la cárcel.