Un ourensano, en las entrañas de la «app» de Uber en el sudeste asiático

OURENSE CIUDAD

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David Sierra reside desde en Singapur, donde trabaja para la empresa de transporte

18 jun 2018 . Actualizado a las 10:32 h.

Se llama David Sierra y presume de haber nacido el 22 de diciembre de hace 35 años. «El día del sorteo del Gordo de la Navidad, una fecha importante para que nadie se olvide», afirma. Habla desde Singapur, a muchos kilómetros del Ourense que le vio nacer. Allí trabaja para Uber, una empresa internacional que proporciona a sus clientes una red de transporte privado, a través de una aplicación móvil. Su función es conectar a posibles pasajeros con los conductores de vehículos registrados en su servicio. David Sierra es Sénior Growth Marketing Manager, o lo que es lo mismo, forma parte del equipo responsable del crecimiento y expansión de la app en toda la región que del sudeste asiático, Australia, Nueva Zelanda, norte de China y Japón. Una delegación, la de Asia Pacific, que cuenta actualmente con dos mil empleados.

David Sierra relata, como si fuera ayer, que la guardería Arlequín de la capital ourensana fue su primera escuela. Sus estudios los continuó en Maristas y más tarde viajó a Santiago, donde cursó Empresariales. «Lamentablemente no fui un estudiante ejemplar, ni siquiera bueno, y tuve que volver a Ourense dos años más tarde donde pude centrarme y finalmente me diplomé en Empresariales por la Universidad de Vigo. Aquí le hago un guiño a mi madre, por lo que siempre le estaré agradecido», relata. Recuerda esta época con mucho cariño, porque se unió al programa de radio Sábado Sabadete en Cadena 100. «Fue muy bonito porque era la primera vez que sentí que tenía valor lo que hacía y podía ver el impacto en la gente», dice.

Tras acabar Empresariales decidió trasladarse a Madrid para continuar sus estudios en Investigación y Técnicas de Mercado. Lo hizo mientras trabajaba como dependiente en una tienda, hasta que la bolsa de empleos de la universidad le ofreció unas prácticas en una empresa en la que buscaban a un becario para el departamento de comercio electrónico. «Esta fue mi primera experiencia en serio trabajando en Internet», relata. Antes de salir de España, David trabajó como experto en márketing digital en empresas como Amazon o NH Hoteles, entre otras muchas. Y su primer destino internacional fue Ámsterdam, donde fue requerido por Adidas

Ahora está en Singapur. «Me ofrecieron unirme a Uber cuando residía en Ámsterdam y trabajaba para Adidas desde hacía alrededor de 5 años», explica. Aterrizó en el país asiático con su mujer Laura. «Ambos con mucho ánimo y emocionados de venir a vivir a esta parte del planeta que está en plena expansión y crecimiento», explica.

David Sierra ha sido siempre, subraya, un apasionado de la cultura asiática. Y los astros parecen haberse conjurado para acercarlo hasta allí. «Soy un abanderado de la cultura asiática desde que de pequeño probé la comida china en un restaurante pequeñito que había en la calle Celso Emilio Ferreiro de Ourense, se llamaba Dos Dragones. Todo empezó en Ourense y desde entonces no he hecho más que intentar acercarme a esta región del mundo culinariamente y ahora también geográficamente. He visitado Japón, Tailandia, Malasia, Indonesia, Vietnam, Hong Kong, Filipinas… y siempre nos quedan cosas que ver, hay muchísimo que conocer y aprender de esta parte del mundo», relata.

La adaptación está siendo muy buena y no parece haber decepcionado sus expectativas. «Singapur es con toda seguridad un ejemplo de convivencia pacífica entre culturas asiáticas y también de otras regiones, como la nuestra». Y destaca que es una ciudad limpia, ordenada y muy segura. La calidad de vida, subraya, es buena, aunque que se trabajen muchas horas. «La cultura del trabajo en Asia es muy diferente, en parte afectada por tener que trabajar con Europa o Estados Unidos. La diferencia horaria cuenta en su contra. Pero en general la gente está acostumbrada a salir tarde de trabajar y el clima tropical también favorece estar más tiempo fuera», explica.

«Lo que más me gusta de Singapur es el ejemplo que dan al mundo de economía avanzada y lazos entre todas las religiones. Hay pagodas, iglesias y mezquitas por toda la ciudad y nunca hay ningún problema», relata David cuándo se pregunta por lo que más le sorprende del país.

«Si cruzas en rojo o si comes en el metro, pueden caerte entre 500 y 5.000 dólares»

«Singapur es una isla del tamaño de Menorca, en la que conviven 5 millones de personas en una ciudad estado, con diferencia la más avanzada de toda la región en muchos aspectos», afirma David Sierra, para explicar la magnitud del lugar en la que vive. Todavía no se cree las vueltas que ha dado su vida: «Siempre le digo a mis amigos en España, ¿tú te imaginabas que yo podría acabar aquí en Singapur, si te lo dicen hace diez años? Yo la verdad que soy el primer sorprendido, pero así es la vida, a veces hay trenes que pasan y si los coges te llevan a sitios nuevos, donde ver y aprender cosas nuevas. Vivimos en un mundo global, y cuanto antes salgamos a verlo y explorarlo antes entenderemos mejor lo que pasa, y no solo aceptar lo que nos cuentan otros por las noticias», señala.

También ha tenido que acostumbrarse a muchas cosas, no tan positivas. Lo que más le chocó es que las leyes y normas sean tan estrictas: «Aquí también son conocidos por sus multas, si cruzas en rojo un semáforo, fumas por la calle o si comes en el metro pueden caerte entre 500 y 5.000 dólares de Singapur», relata.

El apoyo de su mujer ha sido fundamental para esta aventura y así lo explica David: «Dice el refrán que si quieres ir rápido, ve tu solo, pero si quieres llegar lejos, ve acompañado. En mi caso estoy aquí con mi mujer, Laura. En esto de aventuras y viajes somos un equipo, siempre con ganas de conocer mundo y aprender cosas nuevas». Pero no se olvida de Ourense, donde regresa bastante a menudo: «Tengo familia en Ourense, desde aquí le mando un saludo a mi tío Pichi, de Sierra Joyeros, que allí está al pie del cañón de la tienda familiar que fundó mi abuelo Gaspar Sierra, en 1958». Familia, amigos y comida es el orden que marca cuando se habla de nostalgia.