Un juez duda del carácter homicida de la muerte de un policía en la comisaría de Ourense
OURENSE CIUDAD
El relato de otra jueza que sitúa a los inspectores gemelos como centro de la trama no convence al decano
01 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Ourense, Leonardo Álvarez, no encuentra motivos para creer que la muerte del policía Celso Blanco de un disparo en la cabeza el 9 de abril del 2016, sea un homicidio o un asesinato, como mantiene su compañera Eva Armesto, titular del Juzgado de Instrucción número 3. Sus despachos están a pocos metros, pero la distancia de sus puntos de vista es kilométrica.
El relato que ha servido a Armesto para imputar una retahíla de delitos a los gemelos Bernardo y Roy D. L., incluyendo el robo de seis armas en la comisaría, el envío de anónimos injuriosos y el supuesto homicidio de Celso Blanco, no es suficientemente sólido para el decano. La causa por la muerte correspondió al Juzgado número 3. En la respuesta a una petición de Armesto para que le cediera el procedimiento por el robo de armas, que fue el primero que Álvarez inició en el año 2014, este último deja claras sus dudas. Rechaza la inhibición que su compañera le había pedido en enero del 2017 y reiterado en marzo de este año, en este último caso ya razonada, al no estar el asunto bajo secreto de sumario. Para Álvarez «no resulta justificada mínimamente la realidad de los hechos» que relata la magistrada de Instrucción 3 para apoyar el deseo de acumular su causa a la investigación general.
El juez decano echa en falta en la petición de su compañera los elementos probatorios que justifiquen su relato fáctico. Es decir, «no se aporta a este juzgado ningún informe pericial, policial, testifical, o declaración, que ponga de manifiesto primero que nos encontramos ante un delito de homicidio/asesinato, y segundo, que dicho delito pueda haber sido cometido para encubrir la sustracción de las armas», que constituyen el objeto de las diligencias 3470/2014 del Juzgado de Instrucción número 1.
No comparte Leonardo Álvarez la línea argumental que mantiene la jueza Eva Armesto, apoyada en gran medida por el trabajo de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la comisaría de Ourense, que la llevó a establecer una clara conexión entre el robo de armas y la muerte del policía Celso Blanco. Frente a esa posición, Álvarez considera que «no dispone de elementos de juicio para poder valorar si el relato fáctico expuesto desde el juzgado de Instrucción número 3 tiene la justificación suficiente» para acordar la inhibición de la causa y su acumulación a las diligencias previas 797/2016 abierto a raíz del hallazgo del cadáver en la comisaría.
La jueza apoyaba su petición, como cita ahora el auto de Instrucción 1 que la rechaza, en que la muerte «pudo haber sido causada de forma intencionada» por los inspectores gemelos. Lo harían «con la única intención de evitar que los mismos fuera descubiertos como los autores de la sustracción de las armas». No discute el juez decano que si el homicidio se hubiera perpetrado para esconder su participación en el robo cometido en la armería de la comisaría debería instruirse supeditado al homicidio, pero no lo ve así.
La negativa a la concesión de esta inhibición pone de relieve, más allá de la cuestión puntual, dos diferencias de enfoque fundamentales en relación con el entramado de delitos que salpican a la comisaría de policía de Ourense. La jueza Eva Armesto, partiendo de la muerte acabó llegando a lo que ella considera que son las raíces, el origen, que atribuye a la animadversión de los gemelos hacia el entonces responsable del grupo de drogas y los máximos responsables de la comisaría, a quienes tratarían de desacreditar sustrayendo las armas y enviando anónimos injuriosos. Esta línea la comparten, incluso, los investigados en el caso de tráfico de drogas, un asunto que surgió a partir de los pinchazos teléfonos para investigar el inicial robo de armas y la supuesta trama de corrupción dibujada en los anónimos.
Contrariamente, Leonardo Álvarez, que inició las investigaciones en el 2014 en estrecha (y casi exclusiva) colaboración con la Unidad de Asuntos Internos, no solo duda de la supuesta conspiración por parte de los gemelos, como se deduce del conciso auto conocido ayer, sino que mantiene de su mano las causas sobre narcotráfico y robo de armas. Tan claro lo tiene que hace una semana archivó el asunto de las armas, sin autor conocido aunque faltan tres de las seis piezas, mientras el de drogas parece haber llegado a un punto tan avanzado que se asoma al momento de cerrar la instrucción y concretar las imputaciones.
La evidente diferente de pareceres coloca en manos de los magistrados de la Audiencia la decisión de acumular los asuntos, o mantenerlos separados.
Nulidad de actuaciones
Mientras, las defensas de los investigados -dieciséis, incluyendo cuatro policías- en el asunto de tráfico de drogas, han reaccionado como una sola voz para sumarse a la petición de nulidad planteada a raíz de que se fueran conociendo presuntas irregularidades en la instrucción, incluyendo el origen con anónimos falsos, que Asuntos Internos aprovechó sin haber intentado localizar y denunciar a los autores de esos escritos. Al amparo de la teoría de los frutos del árbol envenenado, a partir del anónimo, creen que el caso debería declararse nulo. Con todo, el letrado de uno de los inculpados, José Ramón R., considera necesario que le contesten antes a los escritos y recursos que tiene pendientes de resolución.