El tiempo vuela, sin duda. Pero no tanto como a veces nos hacen creer los políticos. Fíjense que si uno repasa la semana de actividad en el Concello de Ourense podría pensar que estamos ya en vísperas de las elecciones municipales. Y no, todavía queda más de un año. Visto lo visto estos días no tengo dudas sobre que viviremos la campaña más larga del mundo. Más de un año de actividad pensando única y exclusivamente en las urnas. El PP, por ejemplo, justo el día en que Ourense se convertía en la única ciudad de Galicia con las cuentas prorrogadas del mandato anterior -compartía ese dudoso honor con Ferrol- no dudó en sacar a la calle el proyecto de Presupuestos del año 2018, pese a estar condenado tal y como está hoy redactado al fracaso. Jesús Vázquez juntó en el Liceo a un puñado de colectivos vecinales para soltar su mantra de que él cumple y que es la oposición la que bloquea. Democracia Ourensana también entró estos días en campaña y lo hizo con una fórmula que le dio réditos en el mandato anterior: a golpe de denuncia. No fueron ni una, ni dos, sino tres las que Gonzalo Jácome y su número dos, Armando Ojea, llevaron a sede judicial para tratar de minar el gobierno del PP. No se quedó atrás el PSOE, quien apostó por un tono bronco y más propio de los mítines que de una comparecencia pública. Los desafortunados comentarios de Vázquez Barquero sobre el concejal de Urbanismo todavía retumban. Curioso que sea la misma persona la que pedía al alcalde una rectificación pública por decir en una entrevista en La Voz «Conchi, telita», la que en una rueda de prensa diga que Cudeiro tiene «una laguna mental» y que le recomiende hacer un examen médico en profundidad en el CHUO... Y mientras, la marea pasó de las asambleas a los hechos y visitó dos veces al fiscal en una semana. E veña leña....