«El libro sobre Arturo Baltar es la historia de una gran amistad»

xosé manoel rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

Marifé Santiago Bolaños presentará «El caminante que deshoja el paisaje» en el Liceo durante esta primavera

29 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Marifé Santiago Bolaños (Madrid, 1962) regresaba en enero a Ourense -«a mi ciudad», aclara- para presentar en El Cercano su libro Teoría de los matices (Huso, 2017), una obra en la que sus textos dialogan con las fotografías de Germán Gómez. Un viaje que tendrá continuidad en las próximas semanas para celebrar una fiesta-presentación en la que el ausente será el verdadero protagonista. La cita se desarrollará en el Liceo, y para entonces el libro tendrá como referente indiscutible a su amigo Arturo Baltar. Marifé Santiago Bolaños volvió a su ciudad, al Ourense donde ejerció la docencia, hizo grandes amigos, vivió momentos inolvidables y creó algunas de las obras por las que transitan personajes ourensanos o que están protagonizadas por algún espacio al que le tiene ley. Allí -sí, en el Café Latino- es donde quiso hablar de su nueva obra.

-¿Cómo surgió la iniciativa?

-Arturo y yo llevábamos escribiéndolo muchísimos años, algunas veces dijimos que treinta o más. Desde que nos conocimos. Pero hace diez, o algo menos, decidimos que lo que estábamos escribiendo en nuestras cabezas desde hace tanto tiempo tenía que ser un libro físico, algo que se pudiera tocar. Y volver a él todas las veces que sea menester. Es una publicación, sí, pero en esencia es la historia de una gran amistad vivida durante años.

-¿En qué fase está el proyecto?

-El libro ya está. Ya he visto galeradas y, verdaderamente, es una preciosidad porque es exactamente la obra que Arturo Baltar quería. Esperamos poder presentarlo en Ourense durante esta primavera, como él había deseado que se hiciera.

-¿Dónde se realizará la presentación?

-Imaginábamos los dos una gran fiesta de amigos, una fiesta de la belleza y la cultura. Una fiesta del tiempo en la que los que están son los protagonistas junto a los que no están, pero también están. Nos imaginábamos que ocurría toda esa fiesta en el Liceo, por los momentos brillantes que atesora de la cultura y la historia de esta ciudad, y también de la nuestra. Uno de los ritos que teníamos era hacernos siempre una foto en el espejo de las escaleras del Liceo. Tenemos un montón de ellas. Allí celebraremos esa fiesta en homenaje a la vida, que es exactamente lo que Arturo vivió siempre, un homenaje a la vida y la sublimación de lo que la misma nos entrega.

-¿Es una biografía al uso?

-«Quiero que sea como cuando escribes de mí en una novela y yo no aparezco, porque no se me nombra, pero sé que estoy ahí», me dijo. Y así es el libro. Es un ensayo y por lo tanto tiene todo el rigor que lo ensayístico, académico y profundo requiere, pero está escrito con un lenguaje que podría perfectamente remedar un paseo con Arturo Baltar. Es un texto riguroso, pero a la vez tiene el tono de la poesía. María Zambrano lo llamaría razón poética y yo lo acepto. No es una biografía al uso porque decía que los datos -cuándo naces, dónde, qué estás haciendo en tal año, etcétera- eran irrelevantes en la manera que él tenía de entender el arte.

-¿Llegó a conocer la obra?

-El libro, por supuestísimo, lo conoció, lo leyó y lo disfrutó porque hace más de dos años que la obra está terminada. Él tenía el manuscrito, habíamos hablado del mismo y tiene el 100 % de su consentimiento y respaldo. Absolutamente. Y de hecho en las últimas semanas -antes ya de su viaje, de ese último viaje- habíamos hablado de que ya estaba a punto. Para mí es una satisfacción que lo pudiese disfrutar en vida, aunque no llegase a tener el objeto entre sus manos.

-¿Aporta material inédito?

-Hace un par de años me acompañaron Nicolás García y Sofía Morate, de Catorce Producciones, y se fascinaron completamente con él. Realizaron un poema visual, de nueve o diez minutos, con Arturo paseando por el jardín y charlando en su casa. Es un documento muy valioso, delicado y precioso que va en el libro.

«Los retablos representan episodios que se dieron en Ourense y en su biografía»

Arturo Baltar. El caminante que deshoja paisajes se presentará en las próximas semanas en la ciudad, y a su autora se le ilumina la mirada cuando recuerda algunos de los momentos vividos junto al artista.

-Un título acorde con una de sus señas de identidad.

-Era un gran caminante y como tal sabía que lo importante son los destellos que se te van cruzando. Los mismos que fue atesorando y regalándonos en su obra, porque los rostros de todos los personajes siempre se parecen a Arturo Baltar.

-Los silencios tenían tanta importancia como sus historias. ¿Le abrió alguna de esas puertas que nunca franqueaba?

-Sabíamos que el libro iba a hacer que esas conversaciones de amigos se tornasen en públicas y jamás se me ocurriría a mí entrar en territorios que él no quisiera transitar. La obra está escrita desde la amistad y el respeto. Arturo era un gran contador de historias, a la vez que una persona muy tímida, y tan valiosas como sus palabras eran sus silencios. Y así aparecen en nuestras conversaciones.

-¿De qué obra o proyecto se sentía especialmente orgulloso?

-Él no elegiría ninguna. A mí me parece maravilloso ver los retablos que tenemos la suerte de tener en Ourense. Y en los mismos, aunque parezca una contradicción, hay escenas bíblicas. En el libro Arturo cuenta qué le llevó a elegir esos fragmentos, y no otros, que son momentos sagrados de la historia universal -más allá de su concepción religiosa- que se dieron en Ourense y en su propia biografía. Cada uno de los retablos tiene que ver con un momento de su propia historia. Es uno de los regalos de esta obra: vivir la experiencia directa que solo se da ante la obra de los grandes artistas como Arturo Baltar.