«Si quieres lo mejor para tu hijo, lo peor que puedes hacer es no vacunar»

f. U. OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

Berta Uriel, responsable de Medicina Preventiva del CHUO

15 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque el último gran brote de sarampión gallego fue en 2011, en Lugo, en las últimas semanas el sistema público de salud, y en especial, en las zonas fronterizas con el norte de Portugal, como es el caso de Ourense, vigilan de cerca la situación de la ola de contagios en el país vecino.

-¿Qué tipo de personas están en especial riesgo si ese brote pasa a Galicia?

-Está afectando a los no vacunados y a personal sanitario fundamentalmente. La razón de estos contagios en adultos es porque antes se ponía una dosis, pero a partir de los 80 se pasó a poner dos porque se vio que para mantener la inmunidad durante toda la vida es mejor tener esas dosis. Pero hay una década de personas, nacidas en la década de los 70 principalmente, que tienen más posibilidad de contagiarse, porque no pasaron la enfermedad, como ocurría con mayor frecuencia antes del 67, y por tanto no tienen la inmunidad natural, pero tampoco tienen la inmunización completa de esa segunda dosis que se comenzó a poner a principios de los 80. Esas personas están hoy en día en edad productiva, están trabajando y si lo hacen en el sistema sanitario, es más fácil que tengan contacto con alguna persona contagiada que va al médico o ingresa en el hospital. Esa es la razón por la que muchos de los que han contraído la enfermedad en Portugal sean profesionales sanitarios.

-Los antivacunas aluden a potenciales perjuicios para la salud.

-Si uno quiere hacer lo mejor para sus hijos, lo peor que puede hacer es no vacunar. Y no solo por el riesgo de coger una de estas enfermedades, porque en un contexto en el que casi todos los niños van a estar vacunados ese no vacunado está protegido por el resto; sino porque es peor para el desarrollo del sistema inmune que vacunarlo. Hay estudios que demuestran que la vacuna no solo protege contra el virus para el que está diseñada, sino que protege, en general para otros procesos infecciosos o de otro tipo, incluso en el cáncer o en enfermedades autoinmunes.

-¿Por qué?

-La razón es que los estímulos antigénicos activan el sistema inmune que, como el resto de nuestro cuerpo, necesitamos también desarrollar. El sistemas inmune del niño se desarrolla por contacto con antígenos, que pueden ser naturales o artificiales, es bueno. Y es mejor estimularlo con vacunas que le quitan a ese antígeno la parte agresiva, que con los virus vivos, que pueden hacer mucho más daño. Por tanto, no le estoy haciendo un favor a mi hijo no vacunándolo porque es mejor que su sistema se vaya perfeccionando y aunque no coja ninguna de esas enfermedades, porque está en un ambiente limpio y con niños vacunados que no van a padecer grandes enfermedades infecciosas, ayudamos a que su sistema inmune tenga esa capacidad de desarrollo.

-¿Puede un niño vacunado no padecer una enfermedad y, sin embargo, transmitirla?

-Ocurre por ejemplo con la difteria. Un niño puede ser portador del corynebacterium y no padecer la enfermedad si está vacunado, pero se lo puede transmitir a otro. O con el virus de la polio, que viaja en el intestino y puede estar en aguas. Si no aparecen niños con polio es porque están vacunados; en el momento en que se deje de vacunar aparecerá la polio. Tanto la difteria, como la polio y el sarampión son enfermedades graves, que pueden afectar a niños no vacunados aunque el resto sí lo esté.

-¿La varicela no es tan grave como las anteriores?

-Es menos grave, pero también puede producir complicaciones importantes, como la neumonía varicelosa, que conlleva un porcentaje de casos de mortalidad. El virus de la varicela además queda acantonado en el organismo de por vida, y hay una secuela que en algunos casos se ve ya en niños que la han pasado hace poco, pero que también aparece en adultos y ancianos: el herpes zóster. Esta enfermedad es muy dolorosa, puede generar una neuralgia crónica y si afecta a un ojo, por ejemplo puede provocar ceguera en algunos casos. Las personas vacunadas, como no sufren la enfermedad con el virus vivo, tienen pocas posibilidades de desarrollarla.