Tenacidad y esfuerzo desde la base para llegar a inspector de policía

Un accidente doméstico, algo tan natural como una caída desde una escalera, a la que se había subido para cambiar una bombilla, acabó con la vida de Ramón Luis Cid Testa a los 69 años. Policía de la promoción de abril de 1976, a base de trabajo, esfuerzo personal y estudios fue subiendo de categoría profesional durante casi cuarenta años de dedicación. Entró por la base y se jubiló con la categoría de inspector, siendo en sus últimos años de actividad laboral responsable de la unidad policial adscrita a los juzgados de Ourense. Llevaba algo más de cuatro años disfrutando del siempre merecido descanso, aunque, como bien sabían sus allegados, era de los que no podía parar quieto. Igual arreglaba una verja como ponía la tablilla de un suelo, o cambiaba una bombilla porque sí, en mal momento, aunque fuera una que apenas se encendía. Testa se formó en la escuela de policía de Badajoz, hizo sus primera prácticas en Oviedo y, a partir de ahí, su vida profesional lo movió de Ourense a Gerona, a Redondela, a Madrid y a Santiago. Que un ascenso lleve aparejado un traslado es lo habitual. Y él pasó por las distintas escalas, aunque fue en la comisaría de Ourense donde desarrolló gran parte de su actividad profesional. Estuvo también una temporada en la Policía Autonómica.

En el tanatorio y en la iglesia de las Caldas, en A Ponte, pudieron recoger sus familiares, particularmente su esposa Dolores y sus hijos María Belén y José Luis (que sigue su mismo camino profesional), el pesar de amigos y compañeros por el inesperado fallecimiento de una persona vital, siempre activa, que no ahorraba tiempo para un café con sus antiguos colegas, para estar con sus allegados y para las labores domésticas.

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