El triunfo del Minotauro

Tareixa Taboada OURENSE

OURENSE CIUDAD

Miguel Villar

Denuncia e implicación social a través del Quessada más comprometido en Afundación

13 feb 2018 . Actualizado a las 20:56 h.

«Ustedes comprenderán que esto de la inmortalidad tiene sus inconvenientes» (Xaime Quessada).

Me encontré con la mirada de Jaime diez años después. Una década es el vértice del infinito y sin embargo las calles, las plazas, los cafés y los recristos de esta su ciudad, Luzenza, llevan como las ninfas del Barbaña, tatuado el recuerdo de su risa, el respingo de su ingenio. He vuelto a ver los cuadros, los mismos ojos, otras miradas; diez años después y entendí por fin qué era eso de la inmortalidad. La presidenta de la Fundación Xaime Quesada Blanco, María Jesús Blanco Piñeiro y el espacio expositivo de AFundación presentan «Xaime Quessada Sociedade e Represión 1960-70», la obra más comprometida y desconocida del genial artista. Esta obra, repartida en distintas colecciones es difícil de reunir, así que es una ocasión única para conocer el planteamiento plástico del holocausto, del drama, la venganza y el dolor de la represión y la sinrazón de la guerra, la ignorancia y el odio.

Las colecciones implicadas son: Museo Quiñones de León y Vigo, Museo Municipal de Ourense, Universidad de Santiago de Compostela y la Colección de arte Abanca en posesión de la serie Pintura negra. Jaime Quessada es uno de los artistas más paradigmáticos e internacionales del panorama plástico gallego contemporáneo. Embajador de la cultura ourensana con dimensión mundial y personalidad efervescente y como referente de su generación, su hijo Xaime Quesada Blanco en sus acciones y propuestas geométricas de gran formato con materiales industriales. Un patrimonio artístico incalculable en busca de un espacio físico en la ciudad para la sede de la Fundación Xaime Quesada Blanco.

Quessada como artista resulta descomunal, inabarcable, inclasificable, feroz, tierno, figurativo, abstracto, clásico, lúdico, hiperbólico, valleiclanesco, cruel, postcubista, muralista, neoexpresionista, informalista, fauvista, nihilista, impresionista, evanescente… Reinterpreta todos los estilos con violencia orgiástica y los regurgita con su propia caligrafía a través de su inteligencia sobrenatural y su sensibilidad única.

La obra se estructura en los dos espacios de Afundación siendo en la planta principal donde se encuentran obras como Protesta, imagen que encarna el movimiento estudiantil derivado del mayo francés como una alegoría vital síntesis de rabia y juventud.

Noaia, sórdida imagen de miseria y oscuridad como una visión de Prego, un pueblo empobrecido y triste que se oculta y retroalimenta en su indigencia e ignorancia con austera solemnidad, preámbulo de la Serie negra paso previo al espacio inferior en el muestra a través del dolor, el sufrimiento y la tortura, la represión y la muerte durante la dictadura con una pintura agresiva neorrealista de miembros desmembrados y encuadres enjaulados que remiten a Bacon con bocas abiertas como fauces que desgarran en un grito el último suspiro, la violencia del rojo de la sangre y el dramatismo del blanco y negro perfilado por un dibujo magnífico de arista dura cual bisturí que denuncia con lucidez una realidad dañada, amputada, silenciada a gritos por la falta de libertad.

Del conflicto de Bazán en Ferrol surgen obras épicas como Esfolla na Ponte das Pías, epitafio heroico a los obreros muertos, mensaje y compromiso social en los cuerpos hacinados convertidos en masas anónimas que sintetizan el drama humano universal desde un lenguaje neoexpresionista. Estructuralmente remite a los fusilamientos de Goya en el protagonismo de los cuerpos apilados y en que aunque el aparato represor no se representa es la misma violencia atemporal. Remite al Futurismo en la trepidación óptica como Chile, Chile” cuyos colores Pop no desplazan la angustia expresada a través del lenguaje plástico.

Critica la maquinaria globalizadora del capitalismo atroz y carroñero que vulnera todo rastro de humanidad con las referencias contextuales neutralizadas por el Op Art y geometrías.

Homenajea a Picasso en dos de los Guerniquitas de los muchos que realizó y quessadizó con su mestizaje de síntesis, pero a diferencia del primero dotó de volumen a las figuras ubicándolas, a través de las perspectivas en el espacio hermético y en la impronta de su trazo personal del universo Quessada, bestiario mítico y simbólico, de magia panteísta y propiciatoria, epifanía orgiástica y expresión de libertad.

Una magnífica representación de la obra más desconocida de este creador inclasificable por extensión y virtuosismo, visionario, cuya estela inmortal nos sigue deslumbrando y sobrecogiendo.