El rol desempeñado en el mundo profesional está cambiando, para bien o para mal. Si optamos por verlo de forma positiva hay que reconocer que algunas condiciones pueden ser más difíciles y los cambios se producen de modo vertiginoso en el mundo del trabajo. Pero también es verdad que existe una gran oportunidad para el desarrollo profesional y empresarial. Hay que aprovechar los resquicios que se nos ofrecen.
Si analizamos en su conjunto los cambios introducidos en la Ley de Autónomos aplicable en este 2018, veremos que muchos de ellos apuntan en una dirección: flexibilizar las acciones que tienen que llevar a cabo los autónomos durante su ejercicio. Se trata de hacer más líquido su funcionamiento para intentar «despenalizar» muchas de sus actuaciones.
Ha sido un primer paso frente a las reivindicaciones que quedaron en el tintero. No pocas, pero hemos avanzado y es mejor aprovechar lo andado. Facilitar el acceso a la cotización de los nuevos emprendedores es fundamental. La tarifa plana permite que los que empiezan o retomen la actividad bajo este régimen puedan disponer de una reducción sustancial de la cuota para ingresar al sistema, o se reducen los requisitos de acceso a aquellos que han parado por un tiempo la actividad.
Muy importante, por su carácter inclusivo, ha sido esta reducción en el caso de las madres, que pueden retomar la actividad autónoma en el momento de su maternidad, que lo decidan, sin la restricción de los dos años mínimos de inactividad laboral. También la bonificación del 100 % de la cuota durante la baja por maternidad o paternidad, contribuye a la conciliación familiar.
Para los que están activos la posibilidad de cotizar no por mes completo sino por días reales de alta, o la posibilidad de cambiar hasta cuatro veces al año la base de cotización también repercute en ampliar la mayor libertad de decisión de los autónomos. Así como se admite la inclusión de los gastos in itinere en las deducciones. Se avanzó también en la consolidación del momento de la jubilación. Se permite la contratación de familiares y que el autónomo que termina su vida laboral pueda cobrar el 100 % de su pensión mientras haya empleados que mantengan la unidad de trabajo.
Es conocido que un autónomo tiene que moverse intensamente para conseguir cubrir sus gastos. Es un emprendedor, y tanto esa movilidad como la pluriactividad forman parte de su realidad. En este último caso se ha facilitado el trámite para la devolución del 50 % del impuesto. Hay más medidas, una de las cuales, muy importante, contempla que se nos da acceso a las mesas de negociación sobre el tema laboral y que se abre así una ventana a la participación en la mejora de las condiciones.
Este es justamente uno de los objetivos que nos hemos trazado en la Asociación Empresarial de Profesionales y Autónomos (AEPA) en Ourense, donde si en 2007 estábamos casi en 30 mil autónomos, frente a casi 240 mil en toda Galicia; en mayo de 2017, en Galicia quedan 215 mil autónomos y en Ourense 25.320, lo que indica que se ha producido un considerable descenso comparativo.
Apostamos por defender el mejoramiento de las condiciones de los autónomos para que sigan siendo una base fundamental para la economía del país, y en especial en Ourense y Galicia, sin que ello signifique un sacrificio de sus condiciones vitales. Para ello tiene que aprovechar las ventajas de la nueva ley, pero sin dejar de trabajar en la mejora de sus condiciones a través de esa ventana que se ha abierto para la participación en las instancias de decisión. De ahí que sea tan importante agruparse, debatir las ideas que más interesa impulsar y colaborar para hacerlo lo mejor posible a partir de las normas con las que se cuenta, así como marcar las nuevas necesidades que la reglamentación de la ley puede recoger. En ello estamos.
David Martínez Alonso es presidente de la Asociación Empresarial de Profesionales y Autónomos en Ourense