Sonia Rodríguez-Campos: «El éxito es que te quieran»

OURENSE CIUDAD

Pincho&Chinto

La ourensana, directora de la Escola Galega de Administración Pública, se saca la careta de mujer seria y habla con una sonrisa de educación, política, funcionariado y hasta de ella misma

09 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Sonia Rodríguez-Campos González gana enteros fuera del despacho de la Escola Galega de Administración Pública (EGAP), donde podría desaparecer bajo una montaña de libros de derecho administrativo que se ha leído, cuando no los ha escrito. Aunque es ourensana no le gusta disfrazarse, pero por una vez se presta a sacarse la careta de mujer seria y a hablar con una sonrisa de educación, política, funcionariado y hasta de ella misma.

-¿Nadie le dijo «no te metas en política»?

-No. En mi casa tenemos, pese a todo, una visión positiva de la política, y además en la EGAP mantengo una distancia física y académica con San Caetano, aunque dependamos de la Xunta. Lo noto en que me ha tocado vivir una etapa de eficacia, transparencia y prudencia en la gestión. Yo reviso todo lo que pasa por mis manos.

-Estaría feo que yo le preguntase por su sueldo, pero es lo primero que sale en su perfil oficial de la Xunta. ¿Nos hemos pasado con la transparencia?

-Me parece bien rendir cuentas cuando llegas y cuando te vas, pero creo que solo debería alcanzar aspectos de interés público. Con quién contratamos, por cuánto, a quién le damos subvenciones... El resto, ver cuántos pisos tiene uno u otro, roza el amarillismo.

-Tiene un largo currículo académico. ¿Sabe de qué iba aquello de las boinas y los birretes?

-Recuerdo que fue una confrontación que se dio con la sucesión de Fraga. Entonces yo estaba con mi tesis y ya daba clases en la universidad, y con eso tenía bastante. Años después di por supuesto que a aquel tal Feijoo que aspiraba a la sucesión no se lo iban a poner nada fácil, porque tenía rivales internos que habían atesorado una gran inteligencia popular y política.

-Estudió muy joven en Madrid, Roma, París y Cardiff. ¿En dónde se lo pasó mejor?

-En Roma. Italia es la cuna del derecho, son muy parecidos a nosotros y nos respetan.

-¿Visualiza su jubilación?

-Me gustaría leer y escribir con tranquilidad. Puede resultar cargante, pero me parece envidiable esa postal cinematográfica de una persona escribiendo ante un gran ventanal.

-¿Qué hace para evadirse?

-Me gusta caminar y descubrir sitios nuevos. Tengo mucha vida interior y siempre me entretengo.

-Su jefe, el vicepresidente Rueda, le dijo a los de la oposición que deberían «viaxar máis».

-Y tiene razón. Tengo una carpeta con recetas de cocina y otra con sitios a los que no he ido.

-Vamos con esos destinos.

-Berlín, que seguro que vale mucho la pena, y Budapest.

-Y ahora, esas recetas.

-Echar cosas a la olla me relaja, me despeja la cabeza cuando tengo un runrún. Y hago unas lentejas impagables. Con chorizo, jamón y todo lo que tienen que llevar, nada de viudas.

-Le concedo obviar su edad, pero al menos dígame un himno de su generación.

-Insurrección, de El último de la fila. Y Cadillac solitario, de Loquillo.

-¿Se engancha a las series?

-Seguí El ala oeste de la Casa Blanca, Borgen... y House of Cards, que no me convenció.

-Mucha política y ninguna de abogados, que era lo suyo.

-Fui fan de Ally McBeal. Sin llegar a ser cursi, me gusta la ficción con cargas afectivas. Vacaciones en Roma y Cinema Paradiso son mis películas favoritas. Antes decía Memorias de África, pero me di cuenta de que los amores imposibles están sobrevalorados.

-Hay de todo en la televisión, menos series de funcionarios.

-No, no tienen unas vidas laborales de novela, pero de todos puedes aprender algo.

-Desmonte un tópico de ellos.

-Creo que cualquier consideración genérica es injusta. Y esto vale para los políticos y para los funcionarios.

-¿Hablamos de la brecha salarial de las mujeres o, como dice Rajoy, no nos metemos en eso?

-Le pese a quien le pese, en este país las mujeres siempre tienen que demostrar más, aunque admito que a mí no me ha afectado. En la Administración no existe el problema salarial, y en la universidad tampoco.

-¿Cree en las cuotas?

-Las cuotas nos restan valor a las mujeres.

-Nos estamos poniendo serios. ¿Qué prefiere, un chiringuito administrativo o uno de playa?

-De playa. El mío está en Areas. Tiene sombra y prensa.

-Imagínese entonces que está en Sanxenxo y le proponen tres planes: una ruta mañanera por Armenteira con Rajoy, un paseo en barco con Amancio Ortega o una cena con Juan Carlos I, ¿a cuál se apunta?

-Sin desmerecer a nadie, cenaría con el rey emérito.

-¿Por dónde empieza a leer los periódicos?

-Por la primera página.

-¿Y si usted sale en la última?

-También, soy muy pudorosa.

-¿Qué teme más, el titular que yo escoja, sus propias respuestas o la caricatura de Pinto y Chinto?

-A ver, las respuestas y el titular son cosa mía... ¡La caricatura! Espero no transmitir la imagen de alguien que se pasa el día pensando y leyendo. Para mí los afectos son importantes. El éxito es que te quieran, ¿no?