La familia Martínez Núñez retrasa la venta de la antigua sede del Ateneo

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

Los recursos alargan un concurso que tiene pendiente la venta de la entreplanta de La Torre

16 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi tres años después de que el hotel San Martín entrase en concurso de acreedores, junto con los otros dos establecimientos hoteleros de los que era propietaria la empresa Proalsa, en la que tiene mayoría la familia Martínez Núñez, el caso judicial sigue sin cerrarse. Y aunque a día de hoy el emblemático hotel ya pertenece a otra empresa y mantiene su actividad, sigue pendiente la venta de otro valioso activo que la familia de empresarios leoneses aún conserva en la ciudad de As Burgas.

Se trata de la entreplanta del edificio de La Torre, un espacio de algo más de mil metros cuadrados que se encuentra anexo a la instalación del hotel y que durante años fue la sede del Ateneo. Hoy se encuentra cerrada y el administrador concursal decidió venderla por separado para tratar de conseguir así una mayor suma de dinero con la operación. Sin embargo, este trámite está siendo más complicado de lo que parecía en un principio. Fuentes del caso aseguran que es la familia propietaria la que está «atascando» el procedimiento judicial interponiendo recursos contra las resoluciones que va dictando el juzgado y retrasando así el asunto. La última maniobra ha sido una impugnación contra el auto del juzgado que lleva el caso, en la que se autorizaba la apertura de la fase de convenio. Este trámite es el previo a que, al no existir posibilidad alguna de convenio, se proceda a la liquidación de la empresa, momento en el cual sí se podría autorizar la venta de la entreplanta, para la que existen ofertas de compra desde hace mucho tiempo.

Una de ellas es la que presentó la empresa que en septiembre del año 2016 se hizo con el céntrico hotel. Se trata de Kissinger Baltic Corporation, una firma de la que es administrador el empresario ourensano Antonio Daniel Domínguez, con negocios del sector de joyería y experiencia en el hotelero, que se hizo cargo del establecimiento tras pagar 3,7 millones. Con esa cantidad, que en el juzgado se consideró la más adecuada para sellar la operación, se pudieron saldar las deudas contraídas, pero al parecer la compañía ya tenía entonces en mente ampliar las instalaciones del hotel, por lo que desde el principio habría mostrado interés en hacerse también con la entreplanta, según confirman fuentes del caso.

Además, en su día se recibieron otras tres ofertas más, algunas de empresas con interés en abrir sucursal en Ourense aprovechando la buena ubicación de este espacio. Algunas de ellas superaban el millón de euros.

Sin embargo, por ahora esa venta está bloqueada a la espera de lo que resuelva el juzgado de Lugo encargado de tramitar un concurso de acreedores que ya ha supuesto la venta de tres hoteles, todos propiedad de la misma familia. Así, además del de Ourense, se enajenó el Gran Hotel de Lugo, que se vendió a Hotusa por 6,9 millones de euros, y del Gran Hotel de Santiago, por el que el mismo grupo gallego pagó 9,5 millones.

En reformas

Y todo sucede mientras el gran hotel lleva ya varios meses siendo objeto de una profunda remodelación tanto interior como exterior, con la que se quiere convertirlo en una instalación moderna y acomodada a las necesidades de los clientes actuales. A nadie se le escapa que si la empresa que lo ha comprado tiene intención de hacerse también con la entreplanta, este sería un momento idóneo para realizar la operación, ya que al parecer su intención sería convertir este local, o al menos parte de él, en un restaurante, implementando así un servicio del que actualmente la infraestructura, construida en 1968 y con 90 habitaciones, no dispone.

También los vecinos de La Torre, que con la venta cobraron más de 300.000 euros por atrasos en el pago de los vecinos de la comunidad, han comenzado a reformar la fachada del edificio.