«Siempre tuve curiosidad por saber cómo vuela algo más pesado que el aire»

Edith filgueira OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

BENITO ORDOÑEZ

David García acaba de graduarse con el mejor expediente de su promoción alcanzando la excelencia

11 nov 2018 . Actualizado a las 13:47 h.

«Siempre se me dieron bien las matemáticas y la física y me gustaba aplicarlas a la práctica. Así que eché un vistazo a las diferentes ingenierías y la que más me llamaba la atención era la aeronáutica», cuenta David García (Ourense, 1995) sobre cómo recaló en Ingeniería Aeroespacial. Acaba de graduarse con el mejor expediente académico de su promoción en la especialidad de Vehículos Aeroespaciales y confiesa que desde que tiene uso de razón mira al cielo con sensación de intriga. «Desde pequeño me gustaban los aviones. Era el medio de transporte que más me divertía y siempre tuve curiosidad por saber cómo podía volar algo que era más pesado que el aire», recuerda al otro lado del hilo telefónico.

Cuando se matriculó en la Universidad Politécnica todavía no existía en su ciudad natal el grado que cursó. «Al conocerlo me sorprendió un poco porque Ourense es una ciudad pequeña y para las prácticas aquí en Madrid hay un montón de empresas. En Ourense, que yo sepa, solo hay una en el polígono de materiales compuestos», explica. En su caso estuvo, durante los últimos meses, en el centro de investigación Instituto Universitario de Microgravedad Ignacio Da Riva. «Hacen ensayos en túneles aerodinámicos de maquetas a escala de distintos edificios, u otras cosas, para comprobar las cargas y, posteriormente, entregan los datos y resultados obtenidos a la empresa encargada de realizar la construcción para saber si las soporta bien», aclara.

Desde que se implantó Bolonia la ingeniería está dividida en cuatro años de grado y dos de máster. A su vez, el grado se divide en cinco especialidades entre las que hay que escoger una para los dos últimos cursos: vehículos -orientada a la fabricación de naves-, ciencias y tecnologías aeroespaciales -para equipos y materiales-, navegación, aeropuertos y propulsión -especializada en motores-.

El máster funciona de un modo similar: el primer año es común para todos los alumnos en cuanto a contenidos y el segundo curso está enfocado a una de las cinco materias. Y, por lo general, el trabajo no escasea para esta profesión. «Creo que la tasa de desempleo es muy baja o casi nula porque salimos muy pocos graduados al año en toda España. Lo digo en base a la experiencia de gente que ya ha hecho el máster aquí y a los pocos meses, como mucho un año, ya ha encontrado trabajo», relata. «En el grado deben entrar unos seiscientos estudiantes al año y en el máster creo que hay doscientas plazas pero no se llegan a cubrir todas. Debemos de ser unos 120 alumnos de nuevo ingreso», añade el ourensano que estudió en el instituto de As Lagoas.

Sin embargo, pocos ganan el pulso y terminan con el título entre las manos. «No valen los métodos del instituto de estudiar un par de días antes. Aquí necesitas un par de semanas y, aún así, en los exámenes los ejercicios son diferentes a los de otros años, con lo que a veces no llega -destaca- así que a alguien que no lo tiene muy claro le diría que se lo pensara mucho, porque requiere bastante sacrificio y no es la típica vida universitaria que te imaginas de otros compañeros».

Pese a tener el mejor expediente de su promoción y estar cursando el máster de una profesión poco común, en su horizonte también se vislumbra la emigración, aunque sea de un modo temporal. «Tengo bastante asumido que en algún momento tendré que irme al extranjero porque está todo planteado internacionalmente y aunque se empiece un trabajo aquí lo más seguro es que en algunos meses te destinen fuera dentro de la misma empresa», finaliza.