Del sueño a la pesadilla en dos años

Luis Manuel Rodríguez González
luis m. rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Álvaro Vaquero

El club ourensano sigue dependiendo de las instituciones y sin margen de maniobra en lo económico

06 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La trayectoria del Club Ourense Baloncesto en los últimos años presenta dientes de sierra tan evidentes, que van de poner un pie en la poderosa Liga ACB a desplomarse sin frenos y cuesta abajo hacia el descenso a la LEB Plata.

Todavía produce chiribitas en los ojos de los seguidores cobistas el recuerdo no tan lejano de aquella emotiva noche del 2 de junio del 2015, cuando los hombres de Gonzalo García de Vitoria doblegaron al Breogán y lograron un histórico ascenso, no consumado en dos tentativas posteriores por problemas económicos o burocráticos, según el color del cristal con que se mire. Dos años y medio más tarde, el sueño ACB se convirtió en imposible e incluso proliferan las pesadillas de descenso o de algo peor, valga recordar al desaparecido Club Deportivo Ourense.

carencias ECONÓMICas

Los proyectos austeros no bastan. Tanto los últimos presupuestos de Antonio Gavilanes, como los de Camilo Álvarez en mayor medida, se han visto abocados a recortar al mínimo el capítulo de gastos del club ourensano. El entramado accionarial que controlan las instituciones locales no es viable para seducir a las grandes empresas y de ese modo es complicado cumplir con los pagos pendientes, sobre todo ante Hacienda y Seguridad Social, sin herir la propuesta deportiva.

Los dueños

Desvinculación imposible. Una de las grandes misiones de la actual cúpula directiva del club era adaptarse a la menor aportación institucional y buscar financiación en la empresa privada. Se incrementó de hecho este último capítulo en el presupuesto, pero no parece factible que la sociedad anónima deportiva pueda desvincularse a corto plazo del manto de las instituciones y, por tanto, de un juego político en el que se ha visto arrastrado una vez más.

Adiós a los ídolos

La entidad no pudo fidelizar a sus mejores hombres. Jugadores como Rivero, Rejón o Salva Arco subieron a los altares cobistas con el ascenso conquistado en la cancha, pero el hecho no poder dar el salto definitivo a la máxima categoría es un inconveniente a la hora de ofrecer un proyecto a medio o largo plazo a cualquier deportista, más allá de su caché o de la cartera con la que acuda al mercado el responsable de la confección de la plantilla.

Fichajes fallidos

Las apuestas del pasado verano no cuajaron. Es innegable que los movimientos de Gonzalo García de Vitoria en pasadas temporadas fueron magistrales en muchos casos, a la hora de reclutar jugadores que pocos podían imaginarse rindiendo a un alto nivel en Ourense. Al margen del trabajo realizado para que ese buen ojo fuera a su vez rentable sobre la cancha, lo cierto es que el mercado de este año no ha sido igual de fructífero, ni mucho menos. También parece claro que el club le dio una vuelta de tuerca más a su austeridad a la hora de las contrataciones, pero el resultado está a la vista, con un elenco bisoño, en general, y referentes que no han ejercido como tal. La doble lesión de un Uzas que tampoco estaba rindiendo como era esperado, se unió que el banquillo no aporta nada, Trist ha desaparecido en su aportación ofensiva y solo se mantienen en una línea aceptable Manzano, Johnson o Ahonen.

precedentes preocupantes

El registro más negativo del club en la LEB Oro. El COB nunca había comenzado una temporada con un balance con un balance de una victoria en doce partidos, a este nivel competitivo. Incluso, en los anales de la competición solo se encuentra una debacle semejante a cargo del Prat en la temporada 2015/2016 con la misma marca de 1 victoria y 11 derrotas. Ante esa paupérrima estadística, lo más destacable sigue siendo la actitud de una afición realmente plausible.