Llegan, un año más, las conmemoraciones. Por un día todo serán actos y discursos para reivindicar la importancia de vivir en igualdad y de erradicar todo tipo de violencia contra las mujeres. El 25 de noviembre se celebra el día internacional de la eliminación de la violencia contra quienes son del sexo femenino, en recuerdo del día de 1960 en el que fueron asesinadas en la República Dominicana las tres hermanas Mirabal.
Han pasado ya muchas décadas desde aquellos crímenes y la sociedad ha cambiado mucho en todos estos años, pero la realidad es que casi veinte años después de haber cruzado el umbral del siglo XXI, las mujeres siguen cayendo a manos de sus maridos, parejas, ex parejas, amigos o delincuentes comunes. Este año más de cuarenta mujeres han sido ya asesinadas por hombres, con el dramático añadido de que en muchos casos el afán por hacerle el mayor daño posible a ella supone acabar con la vida de sus hijos, víctimas inocentes.
Y hay mucho más. La violencia existe en todos los niveles económicos y en todas las franjas de edad y mientras los juzgados celebran a diario juicios por todo tipo de abusos y las cárceles reciben, aunque no siempre, a quienes los infringen, la sociedad asiste impotente a un fenómeno al que por ahora nadie ha conseguido poner freno.
Así que está muy bien que el próximo día 25 se sucedan los gestos y las palabras que conminen a terminar con «esta lacra», así suelen denominarla, pero lo que verdaderamente hace falta es que siempre sea 25 de noviembre. Que la lucha contra la violencia hacia la mujer sea una verdadera prioridad y que las muertas no sean un breve en el telediario.