La investigación del ultimo robo en Santa Teresa sugiere que se cuela en el templo con la última misa, se esconde, roba y luego abandona las iglesias
20 oct 2017 . Actualizado a las 16:38 h.Un vecino de Ourense de origen portugués, Flavio M.A., ha sido nuevamente detenido por la policía como presunto autor del robo en una iglesia, en esta ocasión el pasado día 4 en la de Santa Teresita, de donde sustrajo alrededor de 200 euros. Se le localizó el miércoles pasado en Covadonga, cuando se apeaba de un taxi. Llevaba 1.290 euros en efectivo y al ser registrado también se le localizó un anillo tipo sello. Pasó a disposición judicial y el juez lo envió a prisión, de acuerdo con la petición de la fiscalía.
A este sospechoso habitual, que acumula un total de dieciséis detenciones, también se le relaciona con robos con violencia y amenazas en las iglesias de Franciscanos y también en la parroquial de la Asunción. En una de ellas amenazó al cura con unas tijeras y mordió la mano al mismo sacerdote.
El último robo que se imputa a este hombre lo cometió, según la versión ofrecida por la policía, tras haberse quedado -«encalomado», en jerga policial- en el interior del templo después de la última misa. Se coló en la sacristía después de romper el cristal de la puerta de acceso, revolvió los cajones de la estancia y se apropió de doscientos euros. Al haber visto la policía que estaba forzada una ventana que da acceso a un balcón en la parte trasera, se presume que salió por allí.
A Flavio M. A. también se le relaciona ahora con dos robos en viviendas. Llegó a las puertas de entrada, en las calles García Mosquera y Diego Sarmiento, con la excusa de pedir limosna. En el primer caso, empujó al octogenario que vivía en el piso y le robó varias joyas, entre las que se cuenta -según la identificación que hizo el perjudicado- el anillo que llevaba consigo el detenido cuando fue localizado por la policía.
El segundo de los robos por los que ahora ha pasado a disposición judicial tuvo como víctima a una mujer a quien el pasado martes robó el monedero, después de tirarla al suelo cuando ella abrió la puerta de su domicilio.