Aspanas hace frente a un agujero de más de 2,2 millones de euros desde el 2014

p. s. OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

El exdirector, juzgado por la gestión, niega haber actuado de un modo desleal

27 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La situación financiera de Aspanas -en tanto avalista y respaldo de la actividad desarrollada por Amencer Reciclado, Aspanas Termal y Viveros Aspanas, sociedades de las que la asociación era socio único- era asfixiante en el año 2014. El agujero alcanzaba los 2.265.000 euros. Se hizo necesario refinanciar la deuda para atender pagos y mantener el acceso a subvenciones y apoyo de las administraciones. La fiscalía y la propia Aspanas acusan de administración desleal a Juan José Rodríguez. Consideran que a esa situación se llegó, entre otros motivos, por decisiones de carácter financiero que asumió el ejecutivo, en un momento en el que estaba advertido de que no actuara en asuntos de peso sin comunicarlo previamente. A la titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Ourense corresponde ahora decidir si Rodríguez obró de mala fe a sabiendas de lo que hacía o si, como él y su esposa -entonces directora de Aspanas Termal- mantienen, las dos operaciones dudosas estaban justificadas y formaban parte de una actividad que económicamente se movía siempre al límite, pendientes de las subvenciones para poder atender los pagos de las nóminas de quienes prestaban servicios en Aspanas Termal, tras el fracaso de Amencer Reciclado y la primera empresa de viveros.

A Juan José Rodríguez lo acusa Amencer de haber contribuido al agujero de la asociación con dos actuaciones concretas. Una de ellas, al haberse prestado a avalar un contrato por el que BBVA entregaba 166.000 euros a Aspanas Termal como anticipo para hacer frente al pago de nóminas, con la garantía de una subvención de la Xunta que en parte ya había sido cobrada. En aquel momento, en los primeros días de abril del 2013, las deudas de Aspanas Termal situaban a esta empresa en una posición de quiebra práctica, según la opinión de los auditores que dieron su impresión técnica sobre este asunto. Para la fiscalía y para Aspanas, el acusado era consciente de la situación y a pesar de ello asumió el aval después de que en la notaría donde se iba a formalizar la operación no fueran aceptados los poderes que presentó la gerente de Aspanas Termal (Rosa Carrera, esposa del imputado).

«Habla, pero no informa»

Sostiene Rodríguez que él siempre obró siguiendo el dictado de la junta directiva de la asociación. Situó en mayo del 2013 el momento en el que, tras la entrada de un nuevo equipo directivo encabezado por Antonia Masid, le pidieron cuentas y le exigieron que no volviera a hacer uso de los poderes notariales de los que disponía. De ese modo, de acuerdo con su versión, la operación con el BBVA no se habría hecho de espaldas a las órdenes de la directiva. La presidenta, sin embargo, recordó ayer que tan pronto como arrancó la nueva directiva le pidieron un informe sobre la situación de la asociación. «Nos habla, nos habla, nos habla... pero no emite el informe» hasta el mes de junio, afirmó ayer Masid.

El reproche penal a Juan José Rodríguez incluye una segunda operación con el Banco Popular, donde avaló otra operación de Aspanas Termal para hacer frente a nóminas, por importe de 500.000 euros, que incluía la inmovilización de 100.000 euros en una cuenta, que, para sorpresa de la nueva directiva de Antonia Masid, estaba exclusivamente a nombre del entonces director, sin que en el banco, de hecho, les hubieran dado información hasta que el propio Rodríguez se presentó con ellos en las oficinas de la entidad. Mantiene el acusado que la cuenta no era personal.

La vista oral, que comenzó ayer con la declaración del acusado, que se negó a contestar a las preguntas del letrado de la asociación para la que trabajó entre 2002 y 2014, seguirá hoy. Queda el trámite de presentación de conclusiones e informes. Es probable que alguna de las partes introduzca cambios. Por el momento, la fiscalía pide dos años de prisión, multa de 1.620 euros y 80.474 euros correspondientes a la parte que BBVA reclamó por aquella operación del 2013. La acusación particular, ejercida por Aspanas, aprecia dos delitos societarios, uno de ellos por administración desleal, por los que propone condenas de cinco y tres años. La defensa, por su parte, pide la absolución del acusado.

Las peticiones iniciales de pena para el acusado alcanzan los ocho años de prisión

La justicia negó la indemnización millonaria que el imputado reclamó tras su despido

La exgerente de Aspanas Termal, Rosa Carrera, testigo en este procedimiento dirigido contra su marido, aseguró ayer que la actividad era viable, negó fraude alguno en la actuación financiera, que, según precisó, buscó en todo momento hacer frente a las nóminas. Resaltó, por otra parte, que en la actividad de esta asociación de padres y madres de personas discapacitadas hay que valorar no solo el aspecto económico sino el social. La operación con el BBVA, de la que acusan a Juan José Rodríguez, la había negociado ella con el banco, según reconoció, aunque en el último momento no llegó a firmarla porque en la notaría interpretaron que el poder que tenía no incluía la modalidad de contrato de factoring como era aquel que finalmente suscribió el acusado.

La situación de Aspanas era especialmente conflictiva en aquellos años, por reclamaciones salariales de los trabajadores de Amencer Reciclado y Aspanas Termal. Los tribunales dieron la razón en todos los litigios en el ámbito de lo social, asumiendo Aspanas los pagos en última instancia, al estimar los jueces que en el ámbito laboral era un grupo de empresas. Las demandas presentadas por la responsable de Aspanas Termal y por el director de Aspanas fueron, sin embargo, desestimadas en el ámbito laboral. El ahora acusado, al amparo de un contrato de alta dirección firmado por la anterior presidenta, Maruxa Román, pretendía una indemnización de diez años de salario, que, como ayer enfatizó el letrado de Aspanas, era de 3.000 euros al mes, lo cual le reportaría una indemnización millonaria.

Aspanas, a la hora de refinanciar su deuda, acudió a Triodos Bank, una firma que se presenta como banca ética y le ofreció una salida para ordenar las cuentas en treinta años.