Aceptan dos años de cárcel por obligar a prostituirse a una joven ourensana en Santiago

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO

OURENSE CIUDAD

CENAMOR

La víctima, en situación de desamparo, se había ido de casa

16 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Stelian Gabriel Zanfir y Manuela Fátima Pereira Cunha obligaron a una joven ourensana a prostituirse en Santiago aprovechándose de que estaba desamparada tras haber discutido con su familia e irse de casa. La sección compostelana de la Audiencia Provincial de A Coruña los juzgó ayer y ambos admitieron el delito, pero no el de retención ilegal del que también estaban acusados. Alegaron que la víctima tuvo en todo momento a mano su móvil y que incluso salía con libertad a hacer la compra. Ante esas pruebas y su reconocimiento de culpa, la Fiscalía aceptó retirar los cargos por secuestro y rebajar de cuatro a dos años la pena que solicitaba por prostitución, lo que permitirá a los encausados evitar su ingreso en la cárcel si no vuelven a delinquir.

Zanfir, de nacionalidad rumana, y Pereira, portuguesa, que son pareja y están afincados en Ourense, llegaron a los juzgados esposados y tras haber sido detenidos. No por este delito, sino porque en junio, cuando se señaló el juicio por primera vez, no se presentaron. Tras decretarse su busca y captura, la Guardia Civil los detuvo hace unas semanas para asegurarse que, esta vez sí, se sentasen frente al tribunal.

Para acogerse a la atenuante de reparación del daño tuvieron que ingresar en la cuenta de los juzgados una indemnización de 2.000 euros para la víctima. La sentencia, además, incluye sendas multas de 1.464 euros y una orden de alejamiento.

Los hechos se remontan a agosto del 2012, cuando la chica ourensana -mayor de edad- contactó con los acusados tras un enfrentamiento con su familia que la llevó a abandonar su hogar. En ese momento había un tercer implicado, R. M. P., que no ha sido juzgado porque está en paradero desconocido. Los tres, aprovechándose de su situación de desamparo, la convencieron para que ejerciera la prostitución en el piso de Santiago en el que vivían. Aunque inicialmente la joven estaba de acuerdo en ejercer la prostitución, cambió de opinión cuando comenzaron a exigirle que les entregara el dinero que ganaba. Cuando la chica quiso dejarlo, ellos la obligaron a seguir prostituyéndose tanto en Compostela como después en Vigo. La situación se mantuvo hasta que el funeral por la muerte del padre de la víctima le posibilitó volver a ver a su madre. Fue entonces cuando le contó su situación y pudo eludir el control de los tres acusados.