«No me veo viviendo "forever" en USA»

mar gil OURENSE / LA VOZ

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La atan a Norteamérica buenas ofertas de trabajo, pero le gustaría investigar en España

08 ago 2017 . Actualizado a las 10:33 h.

Siempre destacó como deportista y a ello dedicó su primera formación universitaria, pero Marta González Freire (Ourense, 1983) no perdió nunca el nexo familiar con la Medicina -su padre es un conocido ginecólogo y su madre, enfermera- así que pronto enfocó su vida profesional al binomio salud-deporte. Hoy combina ambos factores en el corazón de la investigación mundial, de la mano de los nombres más prestigiosos de la élite internacional. En Baltimore (EE UU) escribe su día a día desde 2013.

«Cuando terminé en Franciscanas -revive- tenía muy claro que me quería dedicar al mundo del deporte, pero desde una perspectiva enfocada al campo de la salud más que al alto rendimiento». En 2006, finalizada la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, se enfocó a la investigación y la docencia, con la Universidad Europea de Madrid, la Autónoma y el CSIC como referentes. Hasta que en 2013 sucedió una de esas increíbles historias de película: «En marzo recibí un correo electrónico del que hoy en día es mi jefe, Luigi Ferrucci, director científico de uno de los centros de investigación más importantes del mundo en el campo del envejecimiento -National Institute on Aging (NIA)-, perteneciente al Instituto de Salud de Estados Unidos (NIH). Luigi había visto mi currículo en alguna web y quería tener una entrevista conmigo. ¡Yo me quedé alucinada!». No había previsto abandonar España, «pero era una oferta tentadora hacer una estancia posdoctoral con alguien como él». Cinco meses más tarde estaba viviendo en Baltimore.

«Lo que estamos intentando descubrir en el NIA es cómo retrasar el envejecimiento; cómo, dicho de forma muy simple, llegar a los 100 años y un día morirse de golpe, sano; no llegar a los 100, pero lleno de enfermedades. Entre otras cosas -explica Marta-, yo estudio cómo el músculo envejece y cómo afecta al desarrollo de patologías. El músculo es capaz de segregar muchas sustancias a la circulación, especialmente anti-inflamatorias. El envejecimiento es un estado de inflamación crónica, de ahí que la actividad física pueda ser una de las claves para frenarlo».

Enfrascada en la investigación, Marta se plantea de nuevo el futuro: «Tengo muy buenas ofertas de trabajo para quedarme aquí, pero no lo tengo claro porque no me veo viviendo forever en los Estados Unidos. Tras cuatro años, creo que como en España no se vive en ningún lado, por eso he aplicado a trabajos en España para formar mi propio grupo en un centro dedicado a la investigación o en la Universidad. ¡A ver qué pasa!».

Eso no quiere decir, aclara, que se sienta emigrante o extranjera en Estados Unidos: «La gente es muy abierta, especialmente en las costas Este y Oeste, ya no tanto por el centro. En ciudades como Baltimore, con más del 50% de la población dedicada a la ciencia, no nos ven como emigrantes. Por supuesto que una minoría, del lado de Trump, nos ve y nos hace sentir así, pero…».

Sobre el actual presidente, no tiene dudas: «Trump va a destrozar la ciencia y el país entero. Es impresionante la de problemas que están teniendo muchos compañeros con la obtención o el cambio de visado. ¡Ni te digo a nivel de ir al médico! Invito a cualquier español que se queja de la Seguridad Social a ponerse enfermo en Estados Unidos. Tengo muchos amigos hipotecados solamente con facturas por ir al médico».

«Baltimore me encanta como ciudad, es única en Estados Unidos»

«Baltimore me encanta como ciudad. Es única en Estados Unidos, a pesar de la fama que le han puesto. ¡Claro que hay zonas muy inseguras, pero Baltimore tiene mucho arte, cultura, universidades muy antiguas y edificios preciosos! Además ?resalta Marta-, está cerca de todo: Nueva York, a 4 horas en coche; Washington, a 45 minutos; Philadelphia, a 2 horas. Y con un aeropuerto conectado con todo el mundo a precios relativamente baratos», explica esta ourensana.

En el estado de Maryland, destaca, todo es ciencia: «Tenemos el NIH y la John Hopkins University, así que no hay mejor sitio que este si quieres vivir lo dura y competitiva que es la ciencia aquí. Diariamente me levanto sobre las 4.30 para poder entrenar antes del trabajo; hago triatlón desde hace 11 años y es ya una rutina. Solemos trabajar entre diez y doce horas al día. Al finalizar, si puedo, entreno otra vez; si no, directamente a casa para meterme en cama no después de las diez de la noche», cuenta.

Puestos a elegir otro lugar en Estados Unidos, no lo duda: «Utah, especialmente un pequeño lugar en medio del desierto llamado Moab, en el parque nacional Canyonlands. ¡Impresionante! No me importaría nada de nada irme allí un par de años a vivir».

Siempre combinando sus dos pasiones, el deporte y la medicina

Nació en el año 1983 y saltó, desde los colegios Belén y Franciscanas de la capital ourensana, al coruñés INEF, para porteriormente trasladarse a la Universidad Europea de Madrid, donde empezó a vincular su pasión por el deporte con el mundo de la medicina y la salud. Tras pasar por la Autónoma, desembarcó posteriormente en el prestigioso NationaI Institute on Aging, NIA, estadounidense, donde actualmente participa en trabajos de investigación puntera sobre el envejecimiento poblacional.