«Hay furor por los whiskis nipones»

Edith Filgueira OURENSE

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

Montaron una vinoteca on line a la que han ido incorporando otros productos

19 jun 2017 . Actualizado a las 13:56 h.

«A mí se me había terminado un contrato y si no lo hacía en ese momento ya no lo iba a hacer nunca», explica Marta González con una extraña mezcla de timidez y determinación. Es, junto a su hermano Manuel, la creadora de Smartbites, una plataforma web que vende productos gurmet. «La idea de que finalmente nos atreviésemos con una vinoteca en Internet fue suya», dice señalando a su cómplice. Él, que se formó en el ámbito de la hostelería en Santiago de Compostela, sabía cómo moverse entre proveedores y cómo adquirir productos que no están al alcance de un comprador medio. Combinando la experiencia y estudios en Ingeniería Informática de Marta y los contactos de Manuel nació la empresa que dirigen desde hace cinco años.

«La idea fue evolucionando, porque una cosa es la teoría, o lo que tú te imaginas previamente, y otra la práctica, una vez que te metes de lleno -puntualiza Manuel sobre los inicios del proyecto- y como España es un país productor de vino la gente tiene esa conciencia de vino de autor, con sus denominaciones de origen, pero en el resto de Europa existe esa misma cultura con otras bebidas como el whisky, que ahora se ha convertido en nuestro principal producto de exportación». Así fue como ampliaron horizontes y se mojaron con el ron, la ginebra o los licores. «Aunque de vinos gallegos tenemos prácticamente todos, porque lo tenemos fácil desde aquí, la facturación por vender whisky es bastante superior», aclara Marta. Ahora mismo tienen una demanda creciente de whisky japonés que se debe, en parte, a que el premio mundial a la mejor bebida alcohólica de este tipo haya recaído en una marca nipona. «Desde entonces ha habido un furor por los whiskis japoneses y nosotros fuimos de los primeros en empezar a venderlos», incide Manuel.

De momento se dedican exclusivamente a exportar porque lo de importar está más complicado, pero no se ponen límites. «Compramos todo a los importadores de las marcas extranjeras en España porque cuando un producto viene de fuera, normalmente, tiene un distribuidor oficial y todo el mundo tiene que tratar con él para no abrirse competencias internas entre ellos», comenta Manuel antes de que Marta señale que también les gustaría importar en un futuro no muy lejano. Por ahora, trabajan mucho con mercados de dentro y fuera de Europa -como Suiza, Austria, Francia, Hong Kong o Taiwán- y están intentando abrirse un hueco en EE.UU. pero las normas allí «son mucho más rígidas», relata Manuel. «Puede que sea más fácil si solo te dedicas a un producto en particular, pero si trabajas con varios es bastante locura en cuanto a papeleo».

Mantener los clientes es el seguro de vida de toda empresa y en el caso de Smartbites lo consiguen mediante un trato personalizado -con recomendaciones basadas en los gustos de sus compradores y los productos típicos de cada temporada-. «Te guías por las épocas del año anterior, en octubre y noviembre, por ejemplo, la gente ya se empieza a preparar para las fiestas de Navidad y pudiendo prever esas cosas es bastante más sencillo amoldarse porque tenemos diversos tipos de clientes, desde pequeñas tiendas hasta empresarios con hoteles que hacen pedidos más grandes», señala él.

Trabajan en Espacio Magma, un lugar de coworking que abrió hace tres años en Ourense y en el que se juntan emprendedores de todo tipo. Esta variedad en cuanto a experiencias hace que, entre los fijos y los que están de paso, se echen una mano siempre que lo necesitan. «El espacio nos permite relacionarnos con otras personas con las que no trabajamos pero de las que también podemos aprender o hacer colaboraciones», comenta él.

Tienen también entre manos adentrarse en el mercado de la miel gallega para exportarla, pero intentando hacerlo despacio y con buena letra. Porque nada está escrito y, aunque no saben cómo estarán dentro de cinco años, sí es cierto que les gustaría seguir creciendo y estabilizarse. Esto último es lo esencial para «poder vivir tranquilamente y sin tener que preguntarse continuamente qué pasará el mes que viene con las ventas», finaliza Manuel.

«Notamos que había muy pocos que realmente apostaran por nosotros»

Para Marta lo más difícil de montar la empresa fue ganarse la confianza de los proveedores y conseguir clientes medianamente estables. «Nosotros íbamos vendiéndonos cuando no teníamos más que una idea y un dosier y solo con eso tienen que apostar por ti», recuerda. «Además, desde que empezamos a trabajar hasta que conseguimos formalizar la idea pasaron nueve meses», añade Manuel. Se sumaba también el socavón en el que por aquel entonces se encontraba la economía y la larga lista de impagos que se producían. La gente no quería arriesgar con desconocidos. «Notamos que había muy pocos que realmente apostaran por nosotros», sopesa Marta. Pero ambos son conscientes de que supieron sacar partido de unas circunstancias adversas. «Lo que podía haber sido una desventaja, en nuestro caso, fue una ventaja porque si hubiéramos querido empezar cuando a todo el mundo le iba bien, seguramente no habríamos destacado», cuenta Manuel haciendo referencia a la importancia de pagar en los plazos acordados con los proveedores.

Así fue como comenzó la historia de estos dos ourensanos que todavía están en inmersos en una carrera de fondo sin límites. Descúbrelos en www.smartbites.net