«La inyección guiada por ecógrafo de toxina botulínica nos aporta seguridad»

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MIGUEL VILLAR

El médico rehabilitador explica que el CHUO utiliza esta técnica desde hace más de dos años en pacientes espásticos

14 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El último Congreso de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física ofreció a los profesionales la posibilidad de participar en un taller formativo sobre evaluación clínica e infiltración ecoguiada de toxina botulínica a pacientes espásticos. Más de 200 profesionales siguieron en tiempo real esta iniciativa formativa que estuvo impartida por tres profesionales de referencia seleccionados por Merz Pharma España por su experiencia a nivel nacional; uno de ellos fue Xoán Miguens, jefe del servicio de Rehabilitación del CHUO.

-¿Qué es un paciente espástico?

-Cuando una persona ha tenido una lesión en el cerebro que les impide recibir el aporte sanguíneo necesario en esa parte para mantener sus funciones, lo que conocemos como infarto cerebral o ictus, suelen quedar una serie de secuelas. La espasticidad es una de ellas. Es un aumento del tono de los músculos, que hace que estén permanentemente contraídos y tirando del brazo o de la pierna, doblándola e impidiendo que realice ninguna función.

-¿Qué consecuencias tiene?

-Tiene muchas. La primera es el dolor. Tener permanentemente contraído el músculo sin que pueda descansar, provoca que termine doliendo. También sufren las articulaciones que están en una posición fija y genera pliegues de difícil higiene. Que no se pueda limpiar adecuadamente la axila, el codo, la muñeca, la mano..., produce problemas de olor y cutáneos, como la generación de hongos o úlceras. Y está, por supuesto, la pérdida de capacidad funcional. La persona no puede hacer muchas cosas.

-¿Qué peso supone este problema en las consultas?

-Aunque en un servicio de rehabilitación la patología músculo esquelética es la más común, los neurológicos, que serían este caso de espasticidad, tiene un peso importante. Aquí ronda el 30% porque tenemos una población mayor y eso eleva la incidencia de ictus, aunque cualquiera y a cualquier edad pueda sufrirlo. También hay casos de espasticidad infantil.

-¿Se puede solucionar?

-La espasticidad no se cura porque el origen está en el daño cerebral y por lo tanto mientras este permanezca, genera la secuela. Lo que hacemos los rehabilitadores es intentar disminuir las consecuencias, tanto el dolor como la posición rígida y generar un poquito de función para que el paciente esté más cómodo y pueda hacer más cosas. Y lo hacemos con tratamientos como fisioterapia, medicación o esta técnica guiada por ecógrafo.

-¿Qué aporta esa técnica?

-La toxina botulínica no es un medicamento nuevo, lleva más de treinta años utilizándose. Es un relajante muscular muy, muy potente, que empezó a utilizarse en oftalmología para algunas patologías. A día de hoy se fabrica por ingeniería genética. Es un tratamiento que tiene que ser pinchado, tenemos que hacerlo llegar a unos puntos concretos para que se distribuya por el músculo a la unión a la que llega el nervio que está dando la orden de contracción. Con eso conseguimos desbloquear y que el músculo se relaje, además de un efecto analgésico. Lo que enseñamos en el congreso de Pamplona es como aplicarla utilizando el ecógrafo para guiar la aguja en la infiltración y eso es muy importante.

-¿Por qué?

-Porque los músculos de estos pacientes tienen una textura, una estructura diferente y además no están en la misma posición que estarían en una persona sana. La posibilidad de acierto, de pinchar donde de verdad tienes que hacerlo, es mucho mayor con el ecógrafo. Visualizamos perfectamente qué queremos pinchar y vemos la aguja en todo el trayecto. Mejoramos la precisión y, lo que es más importante, evitamos efectos indeseables pinchando lo que no debemos.

-¿Desde cuándo se utiliza esta técnica en Ourense?

-Llevamos dos años y medio. Nos ha supuesto trabajar con más seguridad, evitando problemas secundarios por pillar sin querer un nervio que está donde no debería; aparte de que el paciente está más cómodo y le ahorramos muchos pinchazos porque incluso podemos corregir la dirección de la aguja sin retirarla o inyectar en más de un músculo. También nos permite usar la menor dosis efectiva posible de medicamento, porque sabemos que va a llegar justo a donde queremos. Antes usábamos una dilución mayor de producto porque existía la duda de si solo había podido llegar parte del producto.