Reinas y santas

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE CIUDAD

16 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Conozco a muchas mujeres que deberían vivir como reinas -tratarse y que las traten como tales- pero a las que no les da tiempo, empeñadas en esto de vivir en el siglo XXI, en conseguir todo lo que quieren y todo lo que se espera de ellas. Conozco a muchas mujeres que en lugar de ser esas reinas particulares son unas santas. No lo digo por la devoción religiosa de estos días aunque, no obstante, la tradición ha querido convertir esa palabra en adjetivo y ya dice la RAE que define a personas de especial virtud y ejemplo.

Alguna reina y varias santas se asoman al callejero de la ciudad de Ourense que, desde luego, no es precisamente femenino. Algunos nombres de mujeres que tienen algo que decir se han colado en las placas, aunque normalmente en las de calles pequeñas y alejadas del centro, que parece en muchas ocasiones el lugar al que quiere dirigirnos la sociedad.

Hubo un amago de compensar la balanza del callejero y ahora el Concello de Ourense, a instancias de la marea, acometerá un proceso para, previa consulta vecinal, poner acento femenino en parte del mapa urbano.

Puede parecer un simple gesto, apenas un poco de maquillaje, pero si funcionase al menos la curiosidad tendríamos a un puñado de personas que descubrirían la historia de una mujer aunque solo sea porque viven en una calle que lleva su nombre. Al fin y al cabo, yo supe de la penicilina a los siete años por una placa.

Obviamente, por sí solo, el tema del callejero es una actuación insuficiente para reclamar el papel que le corresponde a la mitad de la población en la sociedad. ¡Falta tanto! Que le pongan una calle a una mujer no va a hacer más libres al resto, que mayoritariamente seguirán siendo unas santas que quieren vivir como reinas y que tendrán que pelear cada metro que avancen. En todo caso, soy escéptica con este proyecto, aunque no en términos de igualdad. Un día escuché una conversación en la que salía Pardo Bazán. «Pero eso es una calle, ¿no?». No tengo más que decir.