La nueva depuradora no tendrá gestión municipal hasta el 2018

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

La instalación sustituye a la vieja EDAR de Reza, donde se construirá una zona verde

09 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

De forma silenciosa y casi sin hacer ruido, la transición entre la vieja y la nueva depuradora de Reza ya se ha completado. La nueva EDAR ya asume de forma integral el mantenimiento de aguas residuales de la tercera ciudad de Galicia y, por tanto, ha provocado que la vieja instalación haya pasado a la historia. Ese traspaso de poderes es desde ayer más visible para los ciudadanos, toda vez que la piqueta ha entrado con fuerza en las antiguas dependencias. En concreto, y según informaron fuentes municipales, se está procediendo a los trabajos de demolición de los digestores. Por este motivo, el gobierno local alertó de posibles malos olores en el entorno de la instalación. «Nalgún caso por experiencias anteriores nos din que pode darse esa circunstancia. Sería algo temporal de como máximo dúas semanas», explicó el concejal de Infraestructuras, José Araújo. A mayores de la demolición de la vieja EDAR, el proyecto incluye la construcción de una nueva zona verde en las riberas del río Miño. Las previsiones con las que trabaja el gobierno municipal es que esos trabajos concluyan en el primer semestre de este año.

Ajenos a la demolición, los empleados de la UTE encargada de construir la nueva depuradora se afanan en que el cambio de instalación sea imperceptible para el ciudadano. De acuerdo con la hoja de ruta marcada, los trabajadores de la UTE, que se encuentra liderada por la ourensana Copasa, convivirán durante un período de un año con los empleados de la vieja depuradora y que estaban vinculados a Viaqua. Se realizó, según explico el concejal de Infraestructuras, un contrato temporal para subrogar a ese personal ya que la instalación no tendrá una gestión municipal hasta que se cumpla ese año, es decir hasta el 2018. En ese momento tendrá que ser Viaqua, como empresa concesionaria del servicio de aguas, la que asuma el control de la instalación. En todo caso, el Concello de Ourense ya inició recientemente los pasos para la licitación del nuevo pliego de esta concesión, toda vez que la nueva EDAR precisa de más medios.

Concello y Acuaes discrepan sobre quién paga unos tres millones de euros

La nueva estación depuradora de aguas residuales de Ourense se financia en su mayoría con fondos europeos. Su construcción ha sido gestionada desde el organismo Acuaes, que depende del Gobierno Central. En la recta final de los trabajos surgieron discrepancias en el criterio sobre quién debe hacer frente al pago de diferentes actuaciones que no se encuentran subvencionadas por los fondos europeos. La cantidad en cuestión se elevaría hasta los tres millones de euros. El concejal de Infraestructuras, José Araújo, confirma que esas partidas todavía están a la espera de que se aclare quien las abone. En concreto, las discrepancias surgen sobre quien tiene que hacer frente al abono de la acometida eléctrica y sobre quien corre con el gasto del período de explotación de un año que asume la concesionaria. El edil popular aclara que esas discrepancias no afectarán al funcionamiento de la EDAR.

Una inversión de más de 50 millones para dar servicio a una población de 269.000 vecinos

La necesidad de construir otra estación depuradora en Ourense llegó desde el juzgado. Una sentencia obligaba a la demolición de la actual. El proceso para definir dónde se ubicaría la nueva no fue sencillo y tras varios rodeos, el Concello de Ourense optó por una ubicación muy similar, aguas abajo de la otra depuradora. Tres años después de que se iniciarán los trabajos, la instalación ya se encuentra operativa y sirviendo a la ciudad de Ourense.

Fue necesaria una inversión de 53,5 millones de euros y la actuación de una unión temporal de empresas compuesta por la ourensana Copasa, PSA Medioambiente y SUEZ. Superado el período de pruebas en el que convivieron ambas instalaciones, la nueva EDAR ya camina sola. La cifra máxima de habitantes equivalentes para los que puede dar servicio es de 269.203 personas. El caudal máximo futuro para el que se prevé la instalación es de tres metros cúbicos por segundo. Cuenta además con los principales avances tecnológicos para evitar que se produzcan situaciones incómodas para los vecinos. Reducir el ruido y eliminar los malos olores ha sido una prioridad desde el primer momento a la hora de ejecutar el proyecto.

Proximidad a la zona termal

Y es que además de las molestias que se podían causar a los vecinos de la parroquia de Reza, hay que tener en cuenta que se trata de una infraestructura que se encuentra en las riberas del río Miño, en una zona muy transitada por los ourensanos, y que además se sitúa a escasos metros de uno de los accesos a la zona termal.